Hay que ir a la batalla con los ojos
abiertos
Popayán, 2 de enero
de 2023
Como era lo previsto, al inicio del nuevo año (2023) se
empiezan a avizorar los escenarios que corresponden a un período que pondrá “al
rojo” la política en Colombia. Como fase previa a las grandes transformaciones que
necesita la sociedad colombiana (industrialización de nuevo tipo y transición
energética), durante los próximos meses viviremos una batalla que pondrá a
prueba tanto a las clases y sectores sociales como a las expresiones políticas y
al mismo gobierno.
La lucha por las reformas de la Salud, Pensiones y Laboral
que se desarrollará en el primer semestre, y las elecciones regionales de
octubre/23 que determinarán la representación en las alcaldías y gobernaciones,
será el campo de batalla en donde la “alianza interclasista” y la “amplia
coalición de gobierno” se pondrán a prueba. Varios hechos así lo demuestran.
Los ataques contra la ministra de Minas y Energía Irene
Vélez, a raíz de un informe sobre las reservas de hidrocarburos; el aliento a protestas
y bloqueos por parte de gobiernos territoriales opuestos a Petro; la estrategia
de los medios de comunicación de crispar los nervios de la población ante
cualquier anuncio del gobierno; y los intentos de responsabilizar al gobierno
de la inflación, desastres naturales y cualquier otro fenómeno, deja ver que las
castas dominantes van con todo.
Por ello, para responder con seriedad, madurez y
tranquilidad a esos ataques y estrategias, es importante analizar el marco
general del gobierno de Petro. Sólo entendiendo esa realidad, se pueden
confrontar desde el campo popular las agresiones de todo tipo que van a
presentarse, sin dejarnos llevar al terreno de la incertidumbre y el caos que
quieren generar.
Aún desde antes de la elección de Petro, planteé lo
siguiente:
1) En Colombia se fue conformando –desde el gobierno de
Santos– una “alianza interclasista” para salir de Uribe de una manera “no tan
traumática”.
2) Dentro de esa alianza actúan sectores de la oligarquía
financiera (incluyendo algunos “gringos”), de los diversos sectores de la
burguesía emergente (burocrática, productiva, legal e ilegal, etc.) y de
sectores populares (trabajadores, campesinos, informales, indígenas, afros,
etc.).
3) La elección de Petro es, en gran medida, resultado de esa
convergencia.
4) Por ello, algunos de esos sectores oligárquicos y “burgueses”
tienen participación “formal e informal” en el gobierno de Petro. Era lo previsto,
necesario y natural.
5) Algunos de esos sectores apoyan al gobierno porque
realmente les interesa industrializar el país y realizar la transición
energética. Otros, “se pegan” al gobierno para defender sus intereses particulares
y burocráticos (contratos, cargos, recursos, etc.). Igual ocurre con sectores
populares.
La lucha por el predominio de esos intereses contrarios se
presenta tanto dentro de la sociedad como dentro del gobierno. Petro lo que
hace es reconocer esa realidad, y tratar de ganar tiempo, tanto para que las
vertientes más progresistas se empoderen dentro de la sociedad y el Estado como
para debilitar a los sectores que están en contra de su política (abierta o
camufladamente).
En medio de esa lucha surgen errores y fallas, dado que no
todo el mundo entiende esa realidad o no todos los funcionarios nombrados
tienen la preparación y experiencia suficiente. Además, algunos sectores y
personas quieren ir más rápido de lo que se puede, mientras que otros son muy
conservadores, legalistas y rígidos. Hay que saber leer la correlación de
fuerzas existente y real para apoyarse en lo más avanzado y desechar lo que no
sirve al objetivo de “acumular fuerzas”.
Lo ocurrido con la ministra Irene (y otros muchos casos) son
situaciones particulares que, si no se manejan bien, pueden debilitar a Petro y
a los sectores populares. Por ejemplo: el tema las electrificadoras es un tema “grueso”
y, el primer intento, liderado por la ministra de Minas y Energía, resultó
frustrado, aunque no totalmente. En algunas regiones sí hubo una pequeña
reducción de la tarifa y, además, por lo menos, se frenaron las alzas
arbitrarias.
Pero claro, ya Petro está enfilado a tratar de resolver ese
problema apuntando a derrotar (o debilitar) el monopolio de las mafias
cartelizadas que se apoderaron del sistema energético. Esas mismas mafias
fueron las que se apoderaron de los recursos de las pensiones, las que manejan las
EPS, las que se enriquecen a costa de los servicios públicos privatizados, y
hoy están a la expectativa frente a las reformas planteadas. Saben que
perdieron las elecciones, pero aspiran a gobernar a punta de la presión de los
gremios empresariales y de los medios de comunicación “prepagos”.
Lo que se avecina es bastante duro. Seguramente en las
reformas de la Salud, Pensional y Laboral, no se obtendrá todo lo que se
propone o se quiere. En ese terreno se van a medir las fuerzas y los sectores
populares (y Petro) vamos a aprender mucho.
La “alianza interclasista” sufrirá un fuerte choque o
tensión por dentro. La oligarquía financiera mostrará sus dientes y las
burguesías emergentes se pondrán a prueba. Lo interesante es “ir a la batalla
con los ojos abiertos”, sin decirnos mentiras, sin ilusiones vanas y
conscientes de quienes son los aliados seguros, cuáles son oportunistas y
cuáles son verdaderos enemigos.
Y seguro, después de esa inicial “batalla”, van a venir
otras todavía mucho más grandes y fuertes. Recién empieza “lo bueno”. Quienes
giran alrededor de lo que ocurre en el gobierno (burocracia), aquellos que
idealizan demasiado a dirigentes y funcionarios, rápidamente se frustran y
desertan. Olvidan que ésta es una lucha que –en gran medida– se definió en las
calles, como está sucediendo en Perú. Menos mal que Petro no olvida ese aspecto
y vive tratando de “conectar con el pueblo”.
Nota: El “santismo” más reaccionario encabezado por Sergio
Jaramillo quien lidera una campaña de apoyo a Ucrania (“Aguanta Ucrania”) en
coordinación con un sector del gobierno de los EE.UU., intentaron en recientes
días poner contra la pared al gobierno de Petro. Con el cuento de donar armas
de origen ruso para fortalecer al ejército ucraniano quisieron obligar a Petro
a alinearse con la OTAN y a violar su posición pacifista de “no alineamiento”.
¡No pudieron!
Gracias
ResponderEliminarFernando, saludo fraternal. De acuerdo con la afirmación de la alianza interclasista burguesa para, sacar a Uribe, es la pelea entre el rancio sector terrateniente y comercial y el sector del capital financiero y los industriales defensores destacados del modelo neo liberal. Es, digamos, el sector moderno de la burguesía mamado con esa atrasada forma del capitalismo que juega a continuar las formas feudales de direccionamiento estatal.
ResponderEliminarDe nuestra parte toca hacer esfuerzos por, manteniendo los ojos abiertos, aguantar a sectores burocráticos y o del oportunismo más descarado.
Buen análisis, gracias Fernando por enviarme tus escritos.
De acuerdo!! De nada. Saludos
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