EL DEBATE INTERNO DE “PODEMOS”: BUEN ESPEJO PARA VERNOS
Popayán, 11 de
diciembre de 2016
Al interior del importante proyecto
político Podemos (España) está en desarrollo un fuerte debate entre diferentes
puntos de vista y tendencias de cara a la convocatoria de su Asamblea o
congreso interno. La prensa burguesa intenta aprovechar la crispación que se
nota en algunos de sus dirigentes que se expresan a través de elaborados artículos
y “tuits”. Quieren meter inquina con la intención de dividir a los integrantes
de ese “novel” partido político que ha sido un ejemplo estimulante para la
juventud de Europa, América Latina y muchos lugares del mundo.
Lo que ocurre en España es de una
importancia cardinal. Sirve de referente para la tarea que tenemos entre manos
en Colombia. Es bueno recordar que desde la existencia del partido bolchevique
ruso (hace más de 100 años) no existía en Europa un partido político que
surgiera con tal fuerza como fruto de las combativas luchas sociales (15M) de
los trabajadores y clases medias precarizadas, afectadas por la crisis
económica y las políticas capitalistas (ajuste neoliberal), y sobre todo, con
la cualificada y numerosa participación de jóvenes intelectuales con gran formación
teórica y compromiso político, en medio de una coyuntura de gran perturbación política
global.
Hoy se enfrentan 3 corrientes de
pensamiento y acción al interior de Podemos. Una, es la que encabeza Pablo Iglesias;
otra, la de Íñigo Errejón; y una tercera, la tendencia “anticapitalista”. La
lucha por el “poder” está al rojo vivo con ocasión de la próxima asamblea partidaria
denominada “Vistalegre II”. Independiente de los contenidos de las tres
posiciones, pareciera que “lo nuevo” vuelve a enredarse con “lo viejo”. Por
ello, es necesario analizar esa disputa interna que tiene que ver con uno de
los problemas a resolver por todos los demócratas y revolucionarios del mundo
entero, si queremos responder a los retos que tenemos enfrente.
Un breve resumen de la situación
se puede sintetizar así: existe un sector que impulsa la “moderación” del
programa de Podemos para “no asustar” a las mayorías de la sociedad que todavía
están influidas por el pensamiento de la derecha franquista y neoliberal. Su
propuesta tiene por objetivo acceder con prontitud al gobierno central para
resolver los problemas urgentes y graves que sufre la población. La dificultad consiste en que, como le ocurrió a Syriza en Grecia y a los gobiernos progresistas
de América Latina, podrán acumular una importante fuerza electoral pero –de un modo u otro– tienen que implementar las políticas neoliberales y realizar los ajustes
fiscales y económicos que impone el gran capital. O sea, a la larga, quedan
colgados de la brocha frente al enorme y aplastante poder capitalista global.
Éste siempre logró domesticar la “rebelión populista”.
Los otros dos sectores, con
ciertos matices y diferencias entre ellos, más o menos plantean que se debe
mantener un programa contra-ajustes y anti-neoliberal de profundo contenido
estructural. Que paralelamente, se debe desarrollar una estrategia de mediano
plazo profundizando las relaciones con las bases y organizaciones sociales para
que cuando se llegue a ser gobierno, se tenga el suficiente apoyo organizado (mucho
más allá de los votos), para poder transformar la sociedad (sobre todo la
economía) tanto “desde arriba” (Estado heredado) como “desde abajo” (nuevas
formas de “democracia directa, deliberativa, colaborativa, etc.).
Los que aspiran a ser gobierno “rapidito”,
quieren que en las elecciones del congreso interno participen ampliamente todos
los “simpatizantes” que deseen hacerlo y que no se cierre el censo electoral durante
el transcurso del Congreso. Los “otros”, impulsan una participación más
cualificada de los militantes activos e inscritos. Desde mi propio punto de
vista, estos son aspectos “no antagónicos” de la acción política y, por tanto,
con el respeto que se merecen estos jóvenes dirigentes de tan valiosa
experiencia, ambos sectores caen en un error de fondo.
Para ilustrar ese “error” me
apoyo en lo que ocurre en Colombia. Frente a la posibilidad de que en el año
2018 tengamos que escoger entre un candidato “santista” y un “uribista” (ambos neoliberales),
o sea, que los demócratas y la izquierda tengan que decidir entre “lo malo” y “lo
peor”, algunas personas y sectores políticos estamos impulsando la necesidad de
construir un “nuevo movimiento” que se proponga la construcción de una “Tercería
Ciudadana y Democrática” (amplia coalición de los demócratas y la izquierda)
para poder derrotar la polarización que le conviene al establecimiento
oligárquico. Un gran obstáculo para hacerlo sería caer en la trampa “reduccionista”
en que está enredado Podemos. En gran medida ha sido nuestra constante.
Ese “nuevo movimiento” no puede
exigirle a la “tercería” que asuma un programa absolutamente anti-neoliberal. Con
sólo que levante un programa “democrático” basado en la lucha contra la
corrupción y el cumplimiento de los acuerdos con las FARC, podría ayudarnos a
avanzar. La derrota de la “polarización distractora y desgastante”, ya sería un
paso muy importante. Ese sería el “gobierno de transición” que piden los ex-comandantes
farianos y sería un paso muy importante.
Y en esa eventualidad, el “nuevo
movimiento” no tendría necesidad de “moderar” su programa. Incluso si ese
programa fuera de carácter anticapitalista, no tendría por qué ser escondido o “tapado”
o “camuflado”. En nuestro caso colombiano, podemos apoyar una “programa táctico
moderado” y, a la vez, hacer conocer e impulsar nuestras propuestas
estratégicas haciendo ver que la lucha contra la corrupción y la “paz”
requieren –para ser sostenibles y efectivas a largo plazo– de la profundización
de la lucha contra las causas estructurales que generan corrupción y violencia.
Pero podemos ir paso a paso. (Ej. A la lucha contra la corrupción hay que “ponerle
dientes”, construir nuevas formas de veeduría y control social que incidan
sobre la ejecución de proyectos).
El problema surge –como le
ocurrió al Polo Democrático Alternativo– cuando las diferencias de concepción
política se quieren resolver con medidas administrativas (sanciones, expulsiones,
aplicación de estatutos, normas, etc.) o con “pulsos de poder” mediante la
realización de elecciones internas. Estos métodos multiplican las rencillas,
agudizan las fricciones, acrecientan los orgullos y las rivalidades, y generan graves
divisiones y resquebrajamientos. En realidad, la única solución es ampliar y
profundizar el debate, y llegar a acuerdos sanos y transparentes. Siempre, si
hay voluntad y madurez, se pueden construir consensos.
Desgraciadamente, como lo
comprobamos en nuestro país, por el camino que van los amigos de Podemos van a
terminar divididos. Mucho más si permiten el “bombo” y la intervención interesada
y amañada de los medios de comunicación reaccionarios, que como ocurrió en
Colombia con el Polo, lo dividieron y manipularon desde afuera. Hoy vuelve y
juega, y en 2017, veremos nuevamente a los “medios” empujando por los “moderados”,
“racionales”, “pragmáticos” en contra de los “radicales”, “extremistas” y “ortodoxos”.
Lo interesante es que podemos, a
la vez, ser una cosa y la otra. “Realistas
moderados” frente a las fuerzas que actualmente tenemos y al poder que tienen
los grandes capitalistas. Y, “realistas radicales” frente a la urgente
necesidad de construir un gran movimiento que aglutine al 99% de la población
mundial para enfrentar la realidad de un capitalismo senil y decadente que es el
principal peligro que amenaza la sobrevivencia global de la humanidad. Si
sabemos hacerlo, no sólo mantendremos la unidad sino que lo haremos sin ocultarnos,
sin detenernos ni frenarnos.
Propones un PSOE, de izquierda en el nombre pero de derecha en la acción...
ResponderEliminarNi a palo jefe, ya son dos siglos esperando en balde, Constituyentes Territoriales es la única salida verdaderamente Democrática...
No, eso no es lo que propongo. Lea bien querido amigo. Sigue leyendo en código "reduccionista". Saludos
EliminarImportante la comparación, en la medida que hace explícito el problema de las alianzas y su oportunidad. Podemos, en su disputa contra el gobierno del PP, al inicio se distanció de Izquierda Unida. Se fue solo, en la idea que juntarse perjudicaría el voto democrático e independiente. Esa estrategia falló. En la vuelta definitiva cambió la estrategia se unieron en UnidosPodemos, bajaron en votos, pero no en diputados electos. ¿Qué se probó? Que la alianza no era perjudicial. ¿Qué nos enseña? Que no se puede plantear en la disputa real por el gobierno de Colombia la exclusión de fuerzas como las Farc-ep, o el Eln, en trámite de la paz. Para que esta alianza prospere se tienen que establecer unas reglas de juego comunes para que esa "tercería" prospere. Aunque, en la reflexión de Fernando no queda suficientemente claro por qué uribistas y santistas son dos opciones, y no una, en materia política. Al no serlo se abre una ventana de expectativas y oportunidades, esto es, alianzas con fuerzas afines al santismo. Como, por ejemplo, acaba de ocurrir con la separación del vicepresidente del Polo, Mancera y sus seguidores; o los alejamientos provisionales de Cepeda y López.
EliminarUna "tercería ciudadana" se construye con ciudadanos y en Colombia hay muy pocos,existen millones de individuos,la mayoría analfabetas politicos hipnotizados.
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