Levantamiento indígena y popular en
Ecuador: Las fuerzas en contienda y las perspectivas inmediatas
Popayán, 9 de octubre
de 2019
Luego de que el presidente Lenin
Moreno decretara lo que se ha denominado el “paquetazo económico” (plan
de ajuste impuesto por el FMI), la reacción popular no se ha hecho esperar.
Las movilizaciones y bloqueos de carreteras por parte de comunidades indígenas se
han generalizado por todo el país y se ha programado el inicio del paro
nacional indefinido para hoy miércoles (09.10.2019) con participación de
amplios sectores sociales.
A la cabeza del movimiento se han
puesto los pueblos indígenas liderados por la Confederación de Nacionalidades
Indígenas del Ecuador (CONAIE) y se ha conformado una coordinación nacional con
participación de organizaciones de trabajadores, estudiantes y otros sectores
populares.
El movimiento y la correlación de
fuerzas evolucionan muy rápidamente y pueden conducir al derrocamiento de Lenin
Moreno, quien abandonó la sede presidencial de Quito (Palacio de
Carondelet) y se refugió en Guayaquil. Ayer, los
manifestantes se tomaron el recinto de la Asamblea Nacional y hoy se
inicia la huelga o paro nacional, que ya
es un hecho.
En forma sintética se resume la
situación y las posiciones políticas de las fuerzas en contienda de la siguiente
forma:
1. Entre
la dirigencia indígena de CONAI
y de importantes sectores del movimiento sindical, el acuerdo es luchar porque
se derogue el decreto del “paquetazo”, se levante el estado de excepción, y se
adelante un proceso de democratización y participación popular para revisar y
rectificar las políticas que lleva a cabo el gobierno.
2. Moreno
en un primer instante se negó a echar para atrás su plan de ajuste; luego,
atemorizado por la fuerza del levantamiento indígena ha llamado al diálogo a
los dirigentes nativos, pero, paralelamente acusó a Maduro y a Correa de
organizar un complot para desestabilizar su gobierno. Así, intenta
internacionalizar el conflicto, buscando el respaldo del gobierno de los EE.UU.
y de los gobiernos del “grupo de Lima”, que poco a poco se les ha ido
desbaratando.
3. El
ex-presidente Rafael
Correa propuso la convocatoria de nuevas elecciones pero, por ahora, la
mayoría de la dirigencia indígena y social no está de acuerdo con esa
iniciativa.
4. Entre
las bases indígenas hay mayorías “correístas”, sobre todo en aquellos lugares donde no se vivieron conflictos con el
gobierno de Correa; dichos conflictos se presentaron en algunas regiones relacionados
con proyectos de gran minería, petróleo y manejo de aguas, además de diferencias
frente a las reivindicaciones indígenas sobre autonomía y territorio.
5. Entre
la dirigencia social (incluida la indígena) y algunos sectores de izquierda, existe
mucha desconfianza y prevención frente a las fuerzas del “correísmo”, dado que
sufrieron la represión, la persecución y la cárcel por parte de su gobierno.
6. Correa
mostró facetas conservadoras en varios temas, tendencia al autoritarismo, y
posiciones patriarcales (anti-aborto) y homofóbicas. Respecto al extractivismo se
distanció y desdibujó completamente respecto a lo que se había aprobado en la
Constituyente de Montecristi.
7. En
estos días se ha expresado el rechazo a la intervención de Correa y su gente en
el movimiento de protesta, dentro de amplios sectores indígenas y populares tachándolos de oportunistas.
Desde mi punto de vista, es necesario
que la dirigencia social y política de carácter popular pueda hacer algunas
diferenciaciones, caracterizaciones y precisiones, a fin de lograr sus
objetivos y avanzar hacia la construcción de un movimiento político y social
que supere las deficiencias mostradas por la llamada “revolución ciudadana”
liderada por Correa y se derrote a la oligarquía tradicional (y al imperio
estadounidense que está detrás del escenario).
Pienso que Correa representa los
intereses de lo que llamo “burguesía emergente”, que ha surgido en las últimas
décadas en las ciudades y algunas regiones con desarrollo agro-industrial. Ese
sector de clase tiene contradicciones con la gran oligarquía tradicional
pro-gringa y no debe desecharse en esta fase de la lucha. Las clases medias
tienen mucha ligazón con esa clase social.
Es importante recordar que Moreno,
una vez traicionó a Correa, se le entregó totalmente a la oligarquía
tradicional ecuatoriana (transnacional), por cuanto no tenía su propia base
social y política. Hoy solo es un agente-mandadero de los grandes empresarios y
del gobierno de EE.UU.
Además, es importante entender
que dentro del mismo movimiento indígena y social existe una disputa entre sectores
que tienen tendencias burocráticas y arribistas y dirigentes que tienen una
mirada de largo plazo y privilegian el trabajo de base, el impulso y
construcción de auto-gobiernos y la consolidación de una fuerte autonomía.
Es una lucha que hay que tratar bien.
El momento actual requiere de
mucha inteligencia y capacidad política para no desaprovechar el enorme
entusiasmo y el sacrificio de las bases populares movilizadas. No se puede permitir que un traidor declarado
y sin ninguna credibilidad, como lo es Lenin Moreno, pueda engañar a los dirigentes indígenas y populares, que
influidos por la aversión y sentimiento “anti-correísta", vacilen en el momento
clave y le den la oportunidad de tomar un segundo aire al gobierno, desmovilizar
a las comunidades indignadas e insurrectas, y, luego, desencadenar la ofensiva
contra los sectores más avanzados del pueblo ecuatoriano.
Pienso, con el respeto que
merecen los dirigentes y la gente que está en el terreno colocándole el pecho a
las balas y a los gases lacrimógenos, que los sectores sociales cercanos a
Correa pueden ser tratados con cierta indulgencia, como posibles aliados, pero
sin permitir que sus dirigentes burocráticos y corruptos se pongan al frente
del proceso. Sólo así, se podrá acumular la fuerza para derrotar a Moreno y a
la manguala oligárquica pro-gringa que está detrás de él.
Pero paralelamente, se hace
necesario que los “contrapoderes” que existen dentro de las comunidades indígenas
(autoridades propias), salgan fortalecidas de todo este proceso, y deben ayudar
a las comunidades de los barrios populares y otros sectores sociales, a
construir sus organizaciones y auto-gobiernos, que deben jugar el papel de
control social y ciudadano frente al gobierno de coalición popular, indígena y ciudadana
que deberá surgir de esta importante, valerosa e histórica lucha.
Nuevos sectores de la
intelectualidad y de la dirigencia plebeya deben disputar los espacios y la dirección de lucha a los “políticos de carrera”,
y desde ya debe abrirse el debate de cómo construir en Ecuador y América Latina,
nuevas formas de democracia, en donde la
democracia representativa esté subordinada a la democracia directa (y a
otras formas, como la democracia “ilustrada” de los “sabios” y “mayores” del
pueblo, y la democracia deliberativa construida entre las bases sociales
organizadas).
No hay comentarios:
Publicar un comentario