¿Podremos revisar nuestras
prácticas e ideas para mejorar nuestra capacidad de lucha?
La crisis del capitalismo global y el
avance de los pueblos
Popayán, 25 de
octubre de 2019
Los pueblos y los trabajadores del
mundo entero venimos dando muestras de rebeldía y rebelión frente a los poderes
económicos y políticos dominantes. No es solo de ahora, siempre hemos luchado
pero parece que la crisis del capitalismo se acrecienta y las protestas se
fortalecen y expanden.
En homenaje y como parte de esas
luchas y expresiones de rebelión, planteo estos puntos para el debate, que no
son ningún invento o descubrimiento personal, sino ideas surgidas en medio de las
experiencias de lucha en nuestra región y en Colombia, pero también, recogen pensamientos
elaborados por múltiples personas de muchas partes del mundo que han sido
elaboradas al calor de luchas anteriores o actuales.
a) Puntos sobre la realidad económica-productiva global
1. Actualmente existe una gran
burguesía financiera global (GBFG) que monopoliza y concentra la riqueza en
manos de muy pocas personas y familias multimillonarias.[1]
2. Esa GBFG controla, de una u
otra forma, toda la producción y el comercio de mercancías y a todos los
sectores productivos que están vinculados al mercado capitalista mundial[2].
3. Su forma de control no está
basado en la propiedad formal (tradicional) de los medios de producción. Incluso,
se ha desprendido de la mayoría de los “activos físicos o materiales”. Su
control se basa en la propiedad oligopólica del capital financiero, el manejo
especulativo de los centros financieros y de las monedas, y el control monopólico
de la información y el conocimiento (propiedad intelectual). Algunos le llaman
economía intangible o “capitalismo sin capital”[3].
4. Esa GBFG está organizada en
poderosos conglomerados transnacionales de capitalistas que actúan y determinan
las políticas y realidades con su fuerza económica directa y utilizan a los
Estados (gobiernos, medios de comunicación, gremios, etc.) y organismos
internacionales (ONU, OMC, OCDE, FMI, BM, etc.) para legalizar y oficializar su
poder y control[4].
5. La concentración de la riqueza
y la financiarización de la economía ha generado un deterioro creciente de la
tasa de ganancia del capital[5],
y ha obligado a los capitalistas a regresar a formas de control colonial de
territorios y riquezas naturales, en lo que se ha llamado acumulación por
desposesión y despojo (guerras, desestabilización de países, violencias
delincuenciales, etc.)[6].
6. Así mismo, el control sobre
las personas se ha tecnificado y se ha vuelto más imperceptible pero más
eficaz, tanto por medio de la red de internet como con vigilancia digital de
alto impacto[7].
Pero, además, las fuerzas armadas y la represión oficial se vuelven más
sofisticadas y agresivas, y los Estados tienden a hacerse más despóticos y
autoritarios frente a la crisis sistémica de la democracia representativa. El
modelo del “capitalismo asiático” tiende a generalizarse[8].
7. Existen cientos de miles de capitalistas
medianos y pequeños, que cada vez están más subsumidos por ese dominio y no
tienen otro camino que plegarse a esos intereses, aunque en ocasiones diseñan
estrategias políticas para apoderarse de Estados y gobiernos periféricos para
tratar de negociar en mejores condiciones con la GBFG, actuando como
“burguesías emergentes”[9].
8. También existen millones de
pequeños y medianos productores (pequeña burguesía) en todas las áreas de la
producción (incluyendo campesinos, sean indígenas, negros, mestizos, cobrizos,
amarillos, o blancos) que se ven subsumidos y subordinados a los intereses de
esa GBFG, ya sea por medio del pago oneroso de intereses de créditos
expropiatorios, la dependencia tecnológica, la compra de insumos o por el robo
descarado de su fuerza de trabajo y de su producción mediante la
comercialización monopólica y especulativa de las materias primas y de los productos
procesados, o la manipulación de los precios internacionales en los mercados
bursátiles[10].
9. Existen cientos de millones de
trabajadores vinculados a las diversas áreas del proceso productivo como
asalariados (en diversas modalidades de contratos legales e ilegales,
indefinidos y temporales) y, a su lado, cientos de millones de trabajadores
“informales”, vinculados a la producción y al mercado pero sin siquiera hacer
parte “oficial” de los trabajadores (vendedores ambulantes, moto-taxistas,
trabajadores por horas, trabajadores en casa a destajo, etc., etc.).[11]
10. Existen millones de personas
vinculadas a las economías ilegales y criminales, que no aparecen en los
registros oficiales, en calidad de obreros, vigilantes, delincuentes,
mercenarios, modelos, prostitut@s, y muchos otros[12].
11. El proletariado industrial está reducido y concentrado
en algunas factorías especializadas en producir bienes de capital
(súper-máquinas) o en áreas de la manufactura en condiciones de
súper-explotación (en China, India, Bangladesh, Vietnam, Indonesia, etc.) y ha
surgido un nuevo proletariado especializado en la producción de conocimiento o
“cognitariado” (software, control de la información, burocracia de diversos
niveles, etc.)[13].
12. Esa GBFG utiliza los
intereses nacionales, étnicos, culturales, sentimientos tribales, de género, de
familia, creencias religiosas y los “valores” de consumo (entretenimiento,
valores de “progreso”, ansias de enriquecimiento y reconocimiento personal),
para dividir y enfrentar a los pueblos y a los trabajadores, e incentivar el
individualismo al máximo para tratar de que los pueblos y trabajadores no
reconozcan la verdadera situación y, se distraigan y desgasten con causas
sectoriales y particulares que nunca pongan en cuestionamiento su poder global.
13. Los Estados, los gobiernos y
todas las instituciones “controladas” (partidos políticos, iglesias,
sindicatos, gremios, medios de comunicación, etc.), sirven a esos propósitos,
sea consciente o inconscientemente.
b) Puntos sobre estrategia política revolucionaria
1. Para enfrentar ese control y
dominio se requiere diseñar una nueva estrategia, en donde se recuperen parte
de las tradiciones revolucionarias anteriores, que identifique con profundidad
y claridad el problema estructural del actual capitalismo, ubique tanto el
objetivo a conseguir como a las fuerzas sociales idóneas e interesadas (“sujetos
sociales”) en enfrentar, desgastar y derrotar ese poder oligopólico dominante.
2. Tenemos múltiples experiencias
en donde las clases oprimidas han fracasado en construir una sociedad basada en
relaciones sociales de colaboración, cooperación y reciprocidad, porque se ha
centrado de forma exclusiva en la acción política dentro y desde el Estado
heredado (capitalista). De esas experiencias debemos aprender[14].
3. La idea de pasar del
capitalismo al comunismo (con una fase de socialismo transitorio), o sea, pasar de un modo de producción a otro
mediante la revolución política que le permita a las clases oprimidas
asaltar el poder y desde allí construir el nuevo modo de producción, se ha mostrado
como una idea equívoca. La práctica ha comprobado que las nuevas relaciones de
producción no pueden “decretarse” ni construirse “de arriba hacia abajo”, y que
el surgimiento de nuevas relaciones de producción no es un problema solo de
voluntad sino de condiciones materiales y concretas (“objetivas y subjetivas”,
en el antiguo lenguaje).
4. Si se revisa la historia, el
paso de un modo de producción a otro ha implicado una serie de cambios lentos
que se van acumulando en el tiempo, que transforman la naturaleza del trabajo y
las relaciones sociales de producción y de consumo. El principal motor de esos
cambios es la resistencia y las luchas de los trabajadores y de los sectores
sociales oprimidos, que empujan hacia adelante el desarrollo de la ciencia y de
la tecnología, y cambios sociales y culturales.
5. Así, impulsar que un grupo de
personas (dirigentes de partidos políticos o “movimientos”), a nombre de los
oprimidos, se apoderen mediante una insurrección, un golpe de Estado o por
medio de las elecciones del aparato del Estado existente (heredado), o de las
instituciones de gobierno (que son un “subsistema” del aparato estatal), se ha
comprobado con creces que no es la vía para acabar o destruir el capitalismo,
como lo demuestra la historia y las múltiples experiencias del siglo XX y XXI.
6. Lo que hemos observado en la
totalidad de esas experiencias es que los pueblos y los trabajadores que asumen
dicha estrategia, delegan todo su poder en las “minorías gobernantes”, se
ilusionan con los cambios en la “Constitución del Estado”, convierten las
“leyes de arriba” en un “fetiche transformador” y desmovilizador, y nuestras
fuerzas populares terminan absolutamente debilitadas, cooptadas y derrotadas
por el poder que queríamos acabar o suprimir. Lo venimos comprobando en
Venezuela, Ecuador y Bolivia[15].
7. Ello no quiere decir que los
pueblos y los sectores oprimidos de la sociedad no puedan realizar y ejecutar revoluciones
políticas para derrocar o reemplazar a gobernantes y regímenes autocráticos y
oprobiosos, para constituir diversas formas de democracias (representativas,
directas, deliberativas, “ilustradas”, plurinacionales, federativas, etc., o
combinaciones de ellas), lo cual se justifica, se debe ejecutar y apoyar. No obstante, esas revoluciones
políticas no deben conducirnos a la trampa o a la ilusión de creer que en un
país por separado se pueda construir el socialismo o el comunismo, y sobre
todo, que lo vamos a hacer desde la dirección del “Estado heredado”, colonial,
capitalista y burocrático hasta sus tuétanos. Está demostrado por la práctica que
desde el punto de vista económico es imposible “salirnos” o esquivar el control
absoluto de la GBFG, dadas las interrelaciones e imbricaciones que ha logrado
construir el capital a lo largo de siglos dentro del proceso productivo y el
mercado, y, además, en lo político, la GBFG rápidamente puede aislarnos del
mercado mundial y someternos por medio de sanciones y otros medios económicos,
financieros, políticos, militares y diplomáticos, imponiendo terribles y
criminales bloqueos como los que actualmente aplica a Cuba, Venezuela o a Irán.
8. Por otro lado, en la actualidad, fruto del
desarrollo de las fuerzas productivas (incluyendo la principal que es el
trabajo) están surgiendo –por necesidad y por innovaciones tecnológicas y
comunicacionales– nuevas relaciones de producción de tipo colaborativo (no
tanto por decisiones de tipo ideológico), y han empezado a surgir nuevas clases
de vínculos entre los pequeños y medianos productores que recurren a formas
asociativas de cooperación y colaboración para enfrentar el control y dominio
de la GBFG. Ya existen sectores de la producción y del consumo en donde esas
economías colaborativas y solidarias son más eficientes y competitivas (en lo
económico, social y ambiental) y beneficiosas para la sociedad que las
relaciones sociales de producción capitalista. Esas nuevas relaciones sociales
están debilitando las estructuras monopólicas del capitalismo financiero
actual, y si tuvieran el apoyo de los Estados y gobiernos, ese proceso se
podría acelerar (sin que ello signifique “estatizarlos”).[16]
9. Estas nuevas relaciones de
producción colaborativas y asociativas pueden ir constituyendo formas de poder
paralelo al Estado oficial, para auto-regular no solo sus economías sino para
impulsar formas de auto-gobierno y auto-control en otras áreas de la vida (donde
sea posible), sin caer en legalismos ni delegar su poder en el Estado. De
hecho, en el tema ambiental y en áreas de producción de energías limpias y de
comercios solidarios, se viene avanzando en muchas partes del planeta, no solo
logrando resultados visibles sino también obligando al Estado a legislar en
contra de los grandes monopolios.
10. En ese sentido, un Estado o
gobierno controlado o presionado “desde abajo” por la fuerza organizada de los
trabajadores y de los sectores subordinados, puede ser un dique de contención y
una ayuda en la construcción de esas nuevas relaciones de producción de tipo
colaborativo. Para hacerlo no se requiere expropiar a los capitalistas sino que
se puede jugar en el terreno del capitalismo, “rodear la fortaleza” como lo
planteó Lenin al final de su vida, sin creer que “desde arriba” y por decreto
se van a resolver sus problemas.
11. Además, actuando
fundamentalmente “desde abajo” pero sin desechar la colaboración “desde
arriba”, podemos colocarnos nuevas metas en el terreno social y cultural,
construyendo, como se viene haciendo por parte de los “zapatistas mexicanos”,
los pueblos Mapuches o los Kurdos de Rojava, nuevas concepciones de la vida,
del Estado, de los gobiernos-otros, de la relación entre los seres humanos y de
éstos con la naturaleza, para enfrentar los valores existenciales y morales que
están en la base “espiritual” del capitalismo, como es el enriquecimiento
individual, el consumismo compulsivo y obsesivo, y la creencia en un crecimiento
infinito o “progreso ilimitado”, que son los fundamentos de la civilización humana
basada en la propiedad privada, en el poder patriarcal y la dominación “del más
fuerte”, que están llevando a destruir el sustento material de vida humana en
la tierra.
12. En la actualidad los “sujetos
sociales” que tienen las condiciones materiales y, que por tanto, están más interesados
en implementar una estrategia de este tipo, no son los obreros o trabajadores
asalariados, que están dispersos y a la defensiva, rogando por tener un trabajo
fijo o por no perderlo. Los sujetos sociales que pueden asumir una estrategia
de esta clase, de copamiento permanente de espacios, de desgaste paulatino y de
socavamiento de las estructuras del gran capital, son los pequeños y medianos
productores del campo y de la ciudad. Ellos, pueden jalonar y entusiasmar a amplios
sectores de los trabajadores y de los sectores que han sido excluidos de todo,
no tanto para “gestionar” el Estado sino para presionar, neutralizar y
debilitar a las fuerzas del capital dentro de su propio espacio y,
paralelamente, construir en nuestros propios espacios y territorios esas “economías colaborativas basadas en la
asociación y la cooperación”. La razón empírica de esta afirmación es que
si esos pequeños y medianos productores han logrado subsistir aún actuando por
separado, con una estrategia de este tipo pueden convertirse en “sujetos
reales, concretos, colectivos y comunitarios” de una sociedad post-capitalista
en formación y desarrollo[17].
13. Todo lo anterior implica
revisar (sin desechar a priori) las
estrategias nacionalistas, indigenistas u otras, y diseñar nuevas visiones y
prácticas políticas y organizativas de carácter internacional (global), recuperando
y reviviendo las antiguas tradiciones internacionalistas de los proletarios del
siglo XIX y XX, tanto anarquistas como “marxistas” y “humanistas”, llevándolas
a un nuevo nivel, sin negar que los pueblos requieren espacios de
reconocimiento nacional o étnico, pero subordinando dichas necesidades a la
lucha por derrotar al poder global capitalista que nos divide y domina, y es
una amenaza para la supervivencia de la misma especie.
Habría otros puntos por precisar,
en relación a que, es imposible realizar una planificación absoluta y total de
la producción y el consumo, y que el mercado y la competencia son necesarias para
incentivar la creatividad y la innovación[18],
y que lo que ocurre actualmente en realidad, es que el mercado global y
“nacional” está siendo regulado por los grandes monopolios capitalistas, y
dichas reglas y controles impuestos por el gran capital son el principal obstáculo
para que el avance y desarrollo integral de las fuerzas productivas (no el
crecimiento económico ilimitado) se convierta en la base del bienestar de la
población humana en general y del cuidado de nuestro entorno natural.
Seguramente muchos de estos
puntos deberán precisarse, corregirse y adaptarse a cada situación particular y
concreta y, así evitar, que nos deslicemos por el fácil y tentador camino del
doctrinarismo insulso y del academicismo idealista. Pienso que la propuesta
filosófica para acompañar las luchas populares del siglo XXI debe saber combinar
una especie de escepticismo empírico con un materialismo no-dualista que parta
de construir ideas y teorías apoyándose en las experiencias y prácticas
concretas de lucha y de trabajo de nuestros pueblos y en los análisis y
estudios de pensadores y estudiosos comprometidos con “los de abajo”. Como dice
De Sousa Santos: “Conocimiento prudente para una vida decente”[19].
La vida así lo está pidiendo y exigiendo.
[1]
Martínez, L. A. (_2019). “La riqueza mundial se concentra en 26 personas y la
pobreza crece, alerta la Oxfam”. Foro Económico Mundial. Artículo publicado en
El Economista el 23 de enero de 2019. Ver: https://cutt.ly/Eek6hrd
[2]
OMAL (2019). “¿Qué poder tienen las empresas transnacionales en la actualidad?”.
Observatorio de multinacionales en América Latina. Ver: http://omal.info/spip.php?article5837
[3] Haskell, J. y Westlake, S. (2018). “Capitalismo sin capital, el auge de
la economía intangible”. Imperial College de Londres, Facultad de Economía.
[4]
Negri, T. y Hardt, M. (2009). “El Imperio”; Varoufakis, Y. (2015). “El
minotauro global”.
[5]
Moncayo, H. L. (2010). Trabajo y capital en el siglo XXI. ILSA. CLACSO.
“Financiarización y crisis de la globalización neoliberal”, Daniel Libreros.
Bogotá, Colombia.
[6]
Harvey, D. Diversos libros como “El Nuevo Imperialismo” y otros.
[7]
Altaver, E. (2019). “El control del futuro. Edward Snowden y la nueva era”.
Nueva Sociedad. https://cutt.ly/UelwqB1
[8]
Zizek, S. (2011). “El matrimonio entre capitalismo y democracia se está
acabando”. Artículo de Markus Hurst en Yorokubo. https://cutt.ly/FelwrI7
[9]
Dorado, F. (2016). “Nuevos sujetos sociales de cara al siglo XXI”. En ALAI: https://cutt.ly/Dek6Zcx
[10]
Muñoz y Viaña (2012). “¿Cómo se posicionan los pequeños productores en América
Latina respecto a los mercados?” IIED/Hivos/Mainumby, London/The Hague/La Paz.
[12]
Foro Económico Mundial (2016). Informe del Global Financial Integrity (GFI).
[13]
Negri, T. y Hardt, M. (2000) “El cognitariado”.
[14]
Lenin se cansó de insistir en que el Estado del que se habían apoderado los
bolcheviques “no era el Estado nuestro”, y alertó en muchos de sus escritos en
no perder de vista ese asunto. (Nota del Autor).
[15]
Sobre este tema se pueden revisar múltiples textos y artículos de diversos
autores, algunos de ellos protagonistas de los llamados “procesos de cambio”.
Recomiendo los textos de Rafael Bautista y Pablo Solom. También, algunos
artículos de Raúl Zibechi. (Nota del Autor).
[16]
Rifkin, J. (2014). “Sociedad de coste marginal cero”. https://www.popularlibros.com/archivos/9788449330513.pdf
[17]
Dorado, F. (2017). “El Cauca en su momento de cambio. Sociedad abigarrada,
pueblos rebeldes, futuros posibles”. https://cutt.ly/nelqUBl.
En el departamento del Cauca (Colombia), más de 90.000 pequeños y medianos
productores de café, caña panelera, yuca para almidón, frutales, trucha, papa,
pequeña ganadería, cacao, y otros productos, tanto indígenas, negros como
mestizos, resisten las presiones del gran capital, no han podido ser despojados
de sus tierras, y algunos, en forma organizada y asociada, exportan café y
otros productos a través de sus propias organizaciones (Cosurca, Nuevo Futuro,
Cencoic, Fanal, etc.), y aspiran a apropiarse de toda la cadena productiva
incluyendo la comercialización internacional del producto terminado, retando en
su terreno a las grandes empresas transnacionales. (Nota del Autor).
[18]
Mason, P. (2016). El postcapitalismo. Hacia un nuevo futuro. Paidós, Barcelona.
https://www.planetadelibros.com/libros_contenido_extra/32/31609_Postcapitalismo.pdf
[19]
De Sousa Santos, Boaventura (2009). “Una epistemología del Sur. La reinvención
del conocimiento y la emancipación social”. Consejo Latinoamericano de Ciencias
Sociales. Siglo XXI Editores, México. https://cutt.ly/1elHXvm
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