COLOMBIA: DERROTAR EL
AUTORITARISMO GUERRERISTA
Popayán, 13 de marzo de 2019
Las
próximas elecciones regionales y locales en Colombia (octubre de 2019) tienen
una importancia especial para todos los colombianos y para sus expresiones
políticas y sociales.
Son especiales
porque son los primeros comicios para elegir alcaldes y gobernadores que se
realizan después de:
-
La
firma de acuerdos de paz con las Farc perfeccionada a finales de 2016;
-
La
desmovilización y desarme de esa guerrilla desarrollada entre 2017 y 2018;
-
La
aprobación de las principales normas que se corresponden con esos acuerdos;
- Una
campaña presidencial bastante atípica de 2018, en la que el candidato
progresista y de izquierda logró competir de igual a igual con el candidato del
establecimiento; y
-
Un
referendo anti-corrupción que movilizó casi 12 millones de votantes, pero cuyo
contenido fue desconocido y saboteado por la clase política tradicional y el
gobierno.
Además,
esta jornada electoral donde se elegirán –también– concejales municipales y
diputados departamentales, se realiza en medio de un ambiente polarizado por
varios hechos (entre otros):
a) La
crisis institucional del aparato de justicia fruto de los escándalos de corrupción
como Odebrecht, Fiscal anti-corrupción extraditado, Cartel de la Toga, Fiscal
General desprestigiado;
b) Los
ataques a la Justicia Especial de Paz (JEP) desde varios flancos encabezados por
el Centro Democrático (Uribe), el Fiscal General con el apoyo de la DEA y CIA,
y el presidente Duque.
c) La
campaña de Trump por derrocar a Maduro, que Duque ha querido utilizar para
ocultar los graves problemas que se acumulan sin control en Colombia, como el
crecimiento del desempleo, los incumplimientos a las víctimas y pobladores
rurales, la crisis fiscal y presupuestal del Estado, y el crecimiento
desbordado de la economía del narcotráfico.
Así mismo,
se debe señalar un fenómeno que se presenta en el campo de la política
electoral. Mientras los partidos del establecimiento quedaron fracturados
después de las elecciones de junio de 2018, la oposición de centro, progresista
y de izquierda se viene articulando de una forma inteligente y consistente,
como lo demuestra la réplica pública a las objeciones planteadas por Duque a la
Ley Estatutaria de la JEP, que con tono técnico-jurídico pero con un alto
contenido político encabezó Juanita Goebertus la noche del martes 12 de marzo/2019
(https://goo.gl/g4JLyy).
De cara a
las elecciones locales y regionales es importante resaltar éste último aspecto.
Aunque esas elecciones tienen otras lógicas y dinámicas, reflejan de alguna
manera las debilidades de los partidos políticos en el ámbito nacional. Así, todos
los partidos que se unieron a Duque (obligados por el avance de Gustavo Petro)
terminaron –finalmente– enfrentados hacia afuera y agrietados por dentro. El
CD, la U, CR, liberales y conservadores, no solo presentan graves fisuras y
disidencias, sino que se muestran independientes y hasta enfrentados con el
gobierno de Duque (Uribe).
Si los dirigentes
departamentales y municipales de Alianza Verde, Polo, Colombia Humana, MAIS, UP
y demás movimientos políticos y sociales, logran sintonizarse con el espíritu y
práctica de Unidad que se observa entre sus bancadas en Bogotá, y desarrollan
estrategias para atraerse a lo más honesto (y con sentido social) de otros
partidos y de gentes sin partido, podrán generar verdaderos fenómenos políticos
en Colombia que derroten desde las regiones y localidades tanto el autoritarismo guerrerista que impulsa Uribe
y Duque como la politiquería corrupta
que es la constante de los jefes de los partidos tradicionales (Vargas,
Iragorri, Gaviria, Barreras, etc.).
E-mail: ferdorado@gmail.com /
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