RODEAR Y PROTEGER A LUISA ORTEGA DÍAZ
Popayán, 2 de agosto
de 2017
Después del 30J el panorama
político en Venezuela no solo quedó despejado sino arrasado. El único referente
político que quedó en pié para las fuerzas democráticas de su país y del mundo
se llama Luisa Ortega Díaz. Ocupa el cargo de Fiscal General pero en pocos días
no solo será destituida sino que corre el riesgo de ser desaparecida.
Los demás actores políticos, el
presidente Maduro, las múltiples y dispersas figuras de la oposición, el PSUV,
la MUD, las débiles voces del “chavismo crítico”, fueron derrotadas y eclipsadas
por el triunfo de las fuerzas oscuras y extremistas que desde ambos bandos en
confrontación lograron su objetivo: el caos, la desestabilización y la
destrucción de la institucionalidad democrática del país.
El poder real del Estado quedó en
manos de una cúpula que desde antes de instalada la ANC da órdenes sin ningún
rubor por los medios de comunicación. Ya han anunciado que su primera tarea es
destituir y apresar a la Fiscal (http://bit.ly/2vsHMzz).
Del otro lado, las decisiones de la MUD continúan en manos de los neocons estadounidenses.
Ese día, el presidente Maduro
perdió toda legitimidad y autoridad. No sólo delegó en la llamada ANC su poder
sino que desde el punto de vista moral, al prestarse para violar la
Constitución Bolivariana y, además, hacerlo sin ninguna vergüenza, traicionó
todo el legado de Chávez y de su pueblo. Pone la cara por quienes no pueden
mostrar su rostro.
Así mismo, todas las figuras de
la oposición, que desde años atrás, habían mostrado su incapacidad –no tanto
para impedir la realización del simulacro del 30J– sino para liderar la
resistencia democrática a la deriva autoritaria y despótica del gobierno que desde
diciembre de 2015, después de su derrota electoral, había mostrado uñas y dedos.
Triunfaron quienes financian desde
el exterior a los sectores extremistas de la MUD. Son aquellos que han complotado
–desde siempre– para que el otrora revolucionario y democrático proceso que
lideraba el presidente Chávez, terminara en la instauración de una dictadura. Así
lo han intentado en Ecuador y Bolivia, pero allí no se han dejado manipular ni arrinconar.
Ese era y es, el objetivo estratégico. Para el
imperio y la burguesía financiera global el principal riesgo consiste en que las
luchas por la independencia nacional consigan construir instituciones
democráticas estables. No pueden permitir que los pueblos construyan autonomía
utilizando procedimientos democráticos. ¡Es un gran peligro!
El objetivo táctico en Venezuela no
es otro que lo que ya han logrado en México y Colombia. Es profundizar el caos
y el desorden a todo nivel: social, económico, político, moral e institucional para
obtener mejores condiciones de control y explotación de los recursos humanos y naturales.
No les importa quién gobierne. Entre más débil y más corrupto… ¡Mejor!
Así, después de que las cartas
están sobre la mesa, la única figura realmente peligrosa para dicha estrategia
y táctica, es la Fiscal General. Es la persona que representa ante los ojos de
todo el mundo, especialmente ante el pueblo venezolano, la continuidad del
proyecto bolivariano de Chávez.
Ella representa la dignidad y la
unidad de su pueblo, la legitimidad constitucional, la autoridad apoyada en la
ley y en la ética, enfrentó cuando había que hacerlo a las cúpulas golpistas de
ambos bandos y, está dispuesta a luchar por el restablecimiento pacífico de la
democracia. ¡Es el único referente democrático que queda en Venezuela!
Por eso hay que apoyarla,
rodearla, protegerla. Todas las acciones de la cúpula en el poder muestran que ellos
se saben absolutamente débiles. Por ello son más peligrosos que nunca. Mantener
con vida a Luisa Ortega Díaz es una tarea urgente y prioritaria de los
demócratas del mundo.
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