A LA ESPERA DE LO MEJOR Y TEMIENDO LO PEOR
Popayán, 29 de julio
de 2017
Mañana, 30 de julio, se
realizarán las elecciones a la Asamblea Nacional Constituyente en Venezuela. El
Consejo Nacional Electoral presentará las cifras de participación (sin auditoría) y el gobierno
mostrará los resultados electorales como un triunfo de la revolución, la democracia
y la paz. Ese era el objetivo cuando se propuso esa alternativa. Ocultar o
minimizar el motivo de las iniciales protestas (desabastecimiento, carestía,
inseguridad) y reemplazarlo por la confrontación política. Así, es una relativa
victoria del gobierno.
Es difícil anticipar el respaldo
real a la ANC. El gobierno tiene asegurada la asistencia de la mayoría de
funcionarios del Estado, empresas intervenidas, gente que depende de los subsidios
del gobierno como de los alimentos que entregan los CLAP[1],
y además, tendrá la presencia –siempre al frente– de los sectores de base popular
que aunque observan el burocratismo y corrupción del gobierno, no encuentran otra
salida. La oposición encabezada por la MUD no es alternativa, genera miedo y no
entusiasma.
Mientras tanto, la cúpula de la oposición
no reconoce su incapacidad. Embotada de delirios golpistas se ilusionó con los
errores infantiles del gobierno, se esperanzó en la intervención de gobiernos
extranjeros y no cayó en cuenta que con su anti-nacionalismo y espíritu de venganza,
y siendo cómplice con los actos violentos de los jóvenes de la “resistencia” y de
grupos paramilitares, asustó al grueso de la población, especialmente a los más
humildes y pacíficos, que prefieren malo conocido que bueno por conocer. Esa es
su conducta reiterada que solo se puede explicar por su naturaleza de clase y
la dependencia de la financiación imperial que les impide actuar de otra
manera.
No obstante, el gobierno ha
salido muy debilitado de todo este proceso. Las fisuras se lograron ver. Alcanzó
a crujir el escaparate armado con base en un discurso que ya poco convence,
lealtades en torno a negociados y poderes burocráticos, y conciencia absoluta
de que no pueden perder el poder. Las detenciones de diversos funcionarios y “magistrados
paralelos”, las amenazas a la Fiscal, las acciones de los “colectivos chavistas”,
la concentración de los principales cuadros del gobierno en la ANC, el lenguaje
y las formas utilizadas, muestran a un gobierno enconchado y a la defensiva
pero dispuesto a mantener su poder al precio que sea. Falta que pueda.
Del otro lado creen que el gobierno
está al borde del nocaut pero no tienen las fuerzas para rematar. Su esperanza
es un bloqueo económico del gobierno de los EE.UU. que es muy improbable que ocurra.
Todo apunta a que se va a profundizar la guerra irregular importada desde Colombia
que ya se inició en el Táchira, y que posiblemente se intente mantener en
sectores de Caracas pero que es difícil sostener. Se presentarán nuevos
sacudones violentos cuando liquiden la Asamblea Nacional y suplan a la Fiscal,
pero en las próximas semanas y, hasta meses, es difícil que este drama tenga un
desenlace.
La arremetida de los gobiernos de
los EE.UU., UE, y la mayoría de la OEA, le servirán en lo inmediato al gobierno
de Maduro para acusar de traidor a la patria a quien siga promoviendo la
protesta y la violencia. Entonces, todo quedará semi-suspendido hasta cuando la
situación económica se agrave y el grueso de las mayorías populares comprendan
que se requiere un cambio total. En ese intervalo pueden ocurrir muchas cosas: realineamientos
de fuerzas dentro del gobierno, mayor división al interior de la MUD, aparición
de una tercera fuerza que aglutine antiguos chavistas y sectores moderados de
la oposición, pero también, puede desencadenarse una debacle interna dentro del
bloque de poder que necesariamente tendría como escenario la ANC y las barracas
del Ejército.
Es posible que frente a la tarea de
tener que desencadenar una represión generalizada, el “cuerpo chavista de base”
no aguante el voltaje. Las deserciones, las desobediencias ocultas, la
detención de numerosos miembros de las fuerzas armadas, dejan ver que lo que
sembraron Bolívar y Chávez en sus ejércitos, todavía está por allí vivo en el
subconsciente y en el sentir colectivo. Puede aparecer a medida que sectores
del pueblo recobren la memoria. ¡Ojalá!
[1]
CLAP: Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) son comités de
distribución de alimentos promovidos por el gobierno de Venezuela en los cuales
las propias comunidades abastecen y distribuyen los alimentos prioritarios a
través de una modalidad de entrega de productos casa por casa.
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