¡NINGUNA ILUSIÓN EN LA FALSA PAZ!
Popayán, 25 de
noviembre de 2016
El pasado jueves 24 de noviembre
se firmó el “acuerdo definitivo” para la terminación del conflicto armado con
las FARC en el escenario del Teatro Colón de Bogotá.
Allí, Timoleón Jiménez, alias “Timochenko”,
planteó que “Destacamos la importancia
que tendría para el país la conformación de un gobierno de transición cuyo
propósito fundamental sea el cumplimiento cabal de los acuerdo de la Habana, el
cual debería estar integrado por todas las fuerzas y sectores que han trabajado
sin tregua por ellos.”
De acuerdo a esa idea de las FARC
la tarea para 2018 es unirnos con “todos los del SI” (incluyendo a los
corruptos y “santistas”) para implementar la paz neoliberal firmada mediante la
elección de un “gobierno de transición”.
Esa propuesta no sólo es
funcional al régimen existente sino que es poner en bandeja de plata el
gobierno en 2018 al “uribo-varguismo”, dado que es darle continuidad a la estrategia
que llevó a los demócratas colombianos a la derrota del 2 de octubre.
Por el contrario, otros sectores
ciudadanos y de colectivos de jóvenes estamos planteando que hay que buscar la
manera de derrotar la falsa polarización entre Santos y Uribe. Para hacerlo
hemos propuesto construir una “Tercería Ciudadana y Democrática” que aglutine a
todas las fuerzas que queremos la paz pero que consideramos que la única
garantía de construirla es derrotando a la casta política corrupta dominante.
Hay que explicar y hacer entender
que sólo un gobierno que esté muy lejos de la corruptela “uribista” y “santista”,
podrá en verdad, no sólo implementar los acuerdos sino llevarlos mucho más
allá. De lo contrario, todo se quedará en palabras, discursos, pliegos firmados
y una “paz” de papel, como la Constitución de 1991.
Pensamos que el momento político
en Colombia es óptimo para organizar un “movimiento”, ojalá encabezado por
jóvenes, que con autonomía e independencia frente a lo existente (incluyendo a la
izquierda tradicional, armada y desarmada, y en la dinámica de construir a
mediano plazo un Nuevo Proyecto Político), irrumpa en la política nacional y
con una acertada estrategia (incluyendo la presentación de un candidato “outsider”)
presione la conformación de esa “Tercería Ciudadana y Democrática”.
Dicha “tercería” puede aglutinar
a todas las fuerzas decididas a superar la polarización entre los corruptos
"santistas" y "uribistas", y que pueda acceder al gobierno
en 2018 con una propuesta que rompa con la dinámica actual, condición
indispensable para implementar plenamente los acuerdos de paz pero, además,
avanzar en temas no contemplados en ese pacto como la política productiva,
ambiental, empleo, salud, educación, etc.
La propuesta de Timochenko es “más
de lo mismo”, es oficializar y darle continuidad a la alianza política que
teniendo todo a su favor provocó la derrota del SI y, con ello, se le facilita
el camino y el triunfo del “uribo-varguismo” que está en construcción y al
acecho.
Hay que decir que la
implementación de los acuerdos de paz será una farsa, una pantomima, un engaño,
una trampa, mientras no logremos derrotar a la casta política corrupta. Eso
debe quedar muy claro.
Un ejemplo de esa situación es la
Ley de Víctimas y Restitución de Tierras aprobada el 10 de junio de 2011 (¡hace
ya 5 años!), que no se ha cumplido en lo más mínimo, y ahora, con los “reparos”
de Uribe aprobados en los “nuevos acuerdos”, será mucho más difícil su cumplimiento
(http://bit.ly/2gI88WR).
Hechos y no palabras. Si hubiera
voluntad política se organizaba a los campesinos despojados, se los protegería
con el ejército y se recuperarían las tierras. Pero Santos ni ningún político
de su camada va a hacer eso... ¡nunca lo harán!
El problema no es de leyes ni de
reformas. Es de intereses de clase y de voluntad política. ¡Ninguna ilusión en
la falsa paz!
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