EL DÍA DESPUÉS Y LA TERCERÍA CIUDADANA
Popayán, 30 de
septiembre de 2016
A partir del 3 de octubre próximo
–una vez sean revalidados positivamente los Acuerdos para la terminación del
conflicto armado en Colombia– se iniciará oficialmente la campaña presidencial para el año
2018. En el Plebiscito de este domingo se juega, en buena medida, parte de esa
campaña electoral.
Los promotores del NO, que desde
hace varias semanas se sienten perdedores y lo van a ser, usarán la muy segura alta
abstención del domingo para justificar su oposición. Su principal propuesta
electoral será la “renegociación de los acuerdos” y usarán la amenaza “castro-chavista”
(las FARC convertidas en partido político), para “meter miedo”. Su pretensión
será unificar a las derechas y mantener la polarización que impida la aparición
de una “tercería”.
El gobierno y sus fuerzas
neoliberales intentarán reducir el debate electoral a la “construcción de la
paz” y al “cumplimiento de los acuerdos”. Con esa estrategia tratarán de impedir
que los graves problemas que afectan a la población colombiana como la endémica
corrupción político-administrativa, la economía que destruye el trabajo y la naturaleza,
la crisis del sistema de salud, el fracaso del modelo educativo y otros, sean
temas centrales de la discusión política.
Sin ninguna duda se puede prever que
se producirá una recomposición al interior de la coalición de gobierno. Las
fuerzas de izquierda reclamarán mayor presencia y las de derecha extrema –lideradas
por Vargas Lleras– saldrán del gobierno a mediados de año para construir una nueva
coalición en la que el “uribismo” encontrará su lugar. Todos los partidos
políticos, en forma “fatal”, sufrirán el impacto de ese reacomodamiento. Será
la constante del año 2017.
Los partidos más vulnerables a ese
inevitable fenómeno serán la Alianza Verde y el Polo Democrático. Tres comportamientos
serán los predominantes: uno, mantener la unidad para poder contar con un
candidato presidencial que los represente y/o poder construir una “convergencia
ciudadana”; dos, alinearse con la coalición de gobierno en torno al tema de la
paz y el post-conflicto; y tres, apoyar al candidato de las derechas extremas
en el caso de los “verdes” o alinearse con el proyecto “fariano” en el caso del
Polo.
¿Podrá surgir en Colombia una “tercería
ciudadana” que impida que se mantenga en el país la polarización entre dos
sectores neoliberales (Santos-Uribe) y evite que se convierta nuevamente en el
factor determinante en la elección del presidente de la república en 2018? ¿Las
fuerzas políticas que aspiran a pasar por en medio de esa polarización serán
capaces de construir un “programa de transición” que las unifique para poder
competir en condiciones de ganar?
Aún antes de realizarse el
Plebiscito, independientemente de sus resultados, todo apunta a que Uribe y
Santos se debilitaron enormemente. Si no fuera por las fuerzas de la ciudadanía
movilizadas por la izquierda y por sectores independientes, el desgaste del
gobierno en la campaña por el SI hubiera sido más grande. Y en el caso de Uribe,
han sido las torpezas de Santos y de algunos miembros de las FARC, las que le
han dado aire e impulso a las fuerzas del NO.
Por ello, si se organiza una “tercería
ciudadana” que presente un candidato (a) que no polarice entre “derecha” e “izquierda”,
que ofrezca garantías de cumplimiento estricto de los Acuerdos, sin ventajas
para nadie, sin revanchismos ni venganza, y que a la vez, se proponga enfrentar
los problemas más sentidos por la sociedad (como el de la crisis de la salud,
el deterioro del medio ambiente y la corrupción), ese movimiento y candidato
tendrían muchas posibilidades de ganar.
También depende de la actitud que
esas fuerzas políticas asuman frente a los problemas que van a salir a flote en
los próximos días. El primero, será la reforma tributaria que con el mote de “estructural”
va a incrementar el IVA a la canasta familiar y a rebajar los impuestos a los
grandes empresarios. El segundo será en diciembre, con el incremento del
salario mínimo. Y el año entrante, “aparecerán” los problemas que habían estado
represados u ocultos por el tema de la paz, que obligarán a todo el mundo a
asumir una posición clara y visible.
¿Nuevamente las Centrales Obreras
y las organizaciones sociales encabezadas por la “izquierda” saldrán con el
argumento de que no se puede debilitar al gobierno porque de esa manera se
ayuda a crecer al “uribismo”? ¿Se mantendrán una vez más las razones dentro de
la izquierda y los sectores democráticos de que es mejor buscar pequeños arreglos
y pactos con el gobierno para impedir que la protesta popular se vuelva a
expresar con fuerza?
Esos son los dilemas del “día
después”. ¡Amanecerá y veremos!
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