Exigir la destitución del Director General de la Policía
Popayán, 25 de
octubre de 2019
La dinámica de la protesta social
y ciudadana que está en desarrollo en Colombia superó y rebasó los objetivos
inicialmente propuestos por el Comando Nacional de Paro.
Esa lucha es protagonizada
principalmente por las llamadas “clases medias”, que en realidad son jóvenes
“precariados”, profesionales asalariados o “emprendedores”, que están al frente
de los cacerolazos y las marchas nocturnas por barrios y localidades de Bogotá.
El tema que está en la cabeza de
todo el mundo es que el gobierno diseñó
una estrategia de guerra psicológica para crear una violencia artificial y un
clima de caos generalizado.
Se organizó un montaje que tuvo
la intención de atemorizar a la ciudadanía, confundir a la opinión pública y
acorralar a los actores más visibles de la protesta social, utilizando
delincuentes y mercenarios a sueldo y a sectores de la policía nacional para
generar un vandalismo generalizado, destruir bienes públicos, orquestar una
violencia manipulada y crear pánico y terror entre la población en general.
Existen suficientes pruebas en
fotografías, videos y testimonios sobre la actuación policial que comprueban
que ellos mismos organizaron los saqueos de establecimientos de comercio,
destruyeron las estaciones de TransMilenio y ejecutaron el plan de guerra
psicológica para tratar de detener o neutralizar la protesta social.
Sin embargo, los organizadores
del Paro Nacional no han reaccionado como se debe ante tamaño desafío. En vez
de denunciar y demandar a nivel nacional e internacional esa conducta criminal
del gobierno, han salido a rogarle a Duque para que se reúna con ellos porque
supuestamente "temen la escalada del conflicto" (ONIC).
En vez de salir a pedir “diálogo
social”, los organizadores del Paro Nacional deberían estar fortaleciendo la
lucha, sintonizándose con los nuevos actores de la protesta social, ayudándoles
a organizarse, descubriendo a los “nuevos trabajadores” que por ahora le gritan
“asesino” e “inepto” al Presidente de la República, y que, para hacerse
escuchar realizan marchas nocturnas y cacerolazos.
Pero tal parece que, ni siquiera
los integrantes del llamado Comando Nacional de Paro, los escuchan. La pregunta
que debemos hacernos es ¿Para qué dialogar con un asesino y un inepto?
En realidad lo primero que deben
hacer los organizadores del Paro es exigir lo siguiente:
1. La destitución inmediata y
fulminante del Director de la Policía Nacional y de los Departamentos y
Municipios donde se presentaron tan graves hechos.
2. Iniciar una investigación
inmediata y exhaustiva sobre la participación en esos delitos de los altos
mandos de las fuerzas militares que debe correr a cargo de la Defensoría del
Pueblo, los órganos de control respectivos, la participación de la oficina de
DD.HH. de la ONU, y de Veedurías Ciudadanas con poder de veto y participación
amplia, para poder juzgar y condenar a los responsables de esos graves delitos
y crímenes.
3. Lograr que los responsables de
esos delitos contra los bienes públicos y privados respondan económica y
financieramente por los daños ocasionados por los actos vandálicos contra el
patrimonio y bienes de entidades públicas y personas privadas, de tal manera
que no sea la sociedad la que pague con sus impuestos por tamaños desafueros y
destrucción provocada.
4. Iniciar una investigación
sobre la participación en esos hechos del Presidente de la República, Iván
Duque Márquez, y del Alcalde de la ciudad de Bogotá, Enrique Peñalosa, a fin
que la justicia determine y juzgue la responsabilidad de esos funcionarios
frente a los delitos cometidos.
5. Mientras se establecen esas
responsabilidades, el gobierno nacional y distrital deben indemnizar a las
víctimas mortales, heridos u otros, y liberar a todas las personas que injustamente
fueron detenidas por efecto de la provocación orquestada desde la misma fuerza
pública.
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