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sábado, 23 de noviembre de 2019

Duque no es el interlocutor válido para la protesta social


Duque no es el interlocutor válido para la protesta social

Popayán, 22 de noviembre de 2019

La formidable demostración de inconformidad realizada ayer (21N) por millones de colombianos contra un gobierno que no escucha ni gobierna demostró que Duque no está a la altura de las circunstancias. Ni siquiera el cacerolazo frente a su casa lo hizo reaccionar.

A las 10 de la noche del jueves (21N) salió a decir que su gobierno es un ejemplo de “diálogo social” y que no permitirá que los violentos se apoderen del país. No mostró la más mínima empatía con la ciudadanía inconforme y ni siquiera se disculpó por haber menospreciado a la gente.  

La conversación de “Pachito” Santos con Claudia Blum filtrada por los medios desde Washington, muestra  que Duque solo escucha órdenes desde EE.UU., desde la oficina principal del Grupo Aval o desde El Ubérrimo. Duque no tiene autonomía, no es siquiera un mayordomo, es un simple mandadero.

Por otro lado, la ciudadanía inconforme demostró que tiene un potencial y una creatividad que va más allá de lo pensado o programado por nadie. Los que no pudieron participar en las marchas o no quedaron satisfechos, realizaron un cacerolazo histórico en medio de emotivas marchas nocturnas en barrios y localidades de Bogotá y otras ciudades.

Lo que se está incubando en Colombia no es similar a lo de Chile, Ecuador o Bolivia. Hay que identificar las particularidades para lograr que se desencadene la fuerza constituyente de la sociedad y se logren los cambios profundos que requiere el país.

Pero, el viernes 22N se observó una amenaza que atenta contra el despertar de la gente. En un país con graves problemas de pobreza, desempleo, inequidad y desigualdad, la principal dificultad es que la violencia (vandalismo, saqueos, anarquía) desborde la protesta social. Ya hubo amagues en Cali, Bogotá y otras ciudades que debe preocuparnos a tod@s.

El gobierno, el uribismo y las mafias locales e internacionales (Departamento de Estado, CIA, DEA, carteles de narcos) son los más interesados de que ello ocurra. Y lo que se ha demostrado en estos 2 días es que el “vandalismo”, utilizando encapuchados y delincuentes en los barrios y conjuntos residenciales, e impulsando campañas de terror y de pánico, es organizado por la policía y es la estrategia del gobierno para derrotar la protesta social.

La violencia manipulada y estimulada para generar el caos y la anarquía, es la fórmula que las castas dominantes siempre han utilizado en Colombia para detener la avalancha de movilización social que el 21N mostró toda su potencialidad.

Seguir impulsando grandes concentraciones y marchas de protesta sin denunciar, desenmascarar y neutralizar esa estrategia (que es un nuevo tipo de terrorismo de Estado), es hacerle el juego al gobierno y al uribismo.

Por ello, los dirigentes sociales y políticos más sintonizados con la situación actual deben ser muy inteligentes y responsables. Colombia no aguanta una semana parecida a las que el pueblo ha protagonizado en Chile. Los grupos armados ilegales (fuera y dentro del gobierno) están al acecho y son los que están más preparados y organizados para actuar en consecuencia.  

El movimiento social y ciudadano debe crear escenarios propios de Diálogo Nacional. Hay que constituir con urgencia un organismo plural y ampliamente representativo para llenar el vacío de poder que se siente con un “presidente” que no es presidente. Duque no es el interlocutor válido para la protesta social. Ya lo había demostrado antes, ayer lo acabó de confirmar.

Los habitantes de Bogotá ya mostraron la mejor forma de protestar en esta coyuntura. Cacerolazos y marchas vecinales en barrios y localidades. Así se protesta masivamente, se cuida el territorio y se evita la infiltración de toda clase de agentes violentos.



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