Las derrotas electorales de los “gobiernos del cambio” en
América Latina
LA METAMORFOSIS DE LOS GOBIERNOS “PROGRESISTAS”
25 de febrero de 2016
Hemos planteado que el llamado declive de los gobiernos
progresistas y de “izquierda” en Sudamérica –entre ellos los últimos 3
gobiernos de Bogotá–, no sólo era previsto sino inevitable. La mayoría de
analistas niegan el derrumbe. Desconocen las derrotas electorales sucedidas en
serie en Bogotá, Argentina, Venezuela, y ahora, Bolivia.
La causa principal de ese proceso de desgaste y
debilitamiento político de los llamados “procesos de cambio” consiste en la
inexistencia de una concepción y una práctica verdaderamente revolucionarias
que, en medio de la gestión pública del Estado “heredado”, consiga desarrollar
y potenciar la capacidad organizativa y transformadora de la población en general.
Por el contrario, desde los gobiernos se coopta a las
organizaciones y dirigentes, se debilitan los movimientos sociales y se cercena
su autonomía. Además, los gobernantes pierden la capacidad crítica e intentan
–infructuosamente– convertir el Estado heredado en la principal herramienta de
transformación. Así, políticos revolucionarios se convierten en administradores
conservadores.
En la base teórica de esa deficiencia está el
desconocimiento del enorme poder de la burguesía financiera global. No somos
conscientes de cómo funciona ese dominio. Creemos poder derrotar las políticas
neoliberales sin enfrentar el capitalismo sistémico. No entendemos que nuestras
sociedades y economías sufren –en forma absoluta– ese control global y que los
aparatos “nacionales” de gobierno son parte de ese imperio. No importa quién y
con qué ideas llegue a administrarlos, está maniatado por el libreto
neoliberal.
Pero además, se confunde Poder con gobierno. Así muchos de
los gobernantes afirmen que tienen esa claridad, se comportan como “salvadores
supremos”. Se cree –ilusamente– que el acceder a los gobiernos los convierte
automáticamente en un “factor de poder y de cambio”. En vez de plantearse un
plan para enfrentar gradualmente las causas sistémicas de nuestra dependencia,
se implementan políticas no sostenibles ilusionando al pueblo en forma
demagógica.
Al sobredimensionar su poder, los “gobiernos del cambio”
implementaron dos acciones que se complementan pero que no son perdurables. Por
un lado, aprovecharon la coyuntura de los altos precios de las materias primas
que se presentó en la primera década del siglo XXI para renegociar las
condiciones contractuales y/o
tributarias para el capital transnacional. Con los recursos así obtenidos, se
intentó garantizar una cobertura universal en servicios públicos para la
población mediante el uso de diversas formas de subsidios. Escasos recursos
fueron usados para transformar el aparato productivo y construir una base
financiera independiente o alterna.
Los “gobiernos del cambio” no previeron ni calcularon la respuesta
política del gran capital, y menos, las reacciones económicas que vendrían
cuando la bonanza de los precios de las materias primas se viniera abajo, como
está sucediendo. En la práctica, el mismo tipo de ajuste que le aplicaron al
gobierno de Siryza en Grecia, se ha empezado a implementar gradualmente desde
las metrópolis capitalistas en contra de los “procesos de cambio” en América
Latina.
Al colocar el énfasis en la gestión del Estado heredado, al
debilitar o destruir –conscientemente o no– a los movimientos sociales, al desestimar
el poder global del capital generando ilusiones vanas entre el pueblo, al
utilizar los programas sociales en forma clientelar para sostenerse en la lucha
electoral, al no calcular la verdadera correlación de fuerzas, los “gobiernos
del cambio” de América Latina prepararon las condiciones para su auto-derrota.
Además, no se ha teorizado sobre la aparición de los nuevos
sujetos sociales que han surgido en nuestras sociedades. El “nuevo
proletariado” de la fase post-fordista (profesionales precariados, trabajadores
tercerizados, desempleados e informales) y la burguesía emergente (mestiza,
indígena y negra), surgida de economías agrarias y mineras, unas legales y
otras ilegales (narcotráfico), ofrecen nuevos retos a las fuerzas del cambio que
no han sido dilucidados.
Seguramente vendrán nuevas oleadas de luchas populares que
enfrentarán a las fuerzas de la nueva derecha neoliberal que se vienen
entronizando en los gobiernos de América Latina o desafiarán a aquellos
gobiernos “progresistas” que se sostengan pero que se vean obligados a aplicar
el recetario neoliberal, como ya viene sucediendo en varios países.
Tal situación nos obliga a replantearnos todo. “Empezar de
nuevo pero no de cero” como dijo Jorge Giordani en Venezuela. Sin embargo,
podemos plantearnos –desde ya–, unas metas que pueden constituirse en
estrategias para enfrentar el reto de fusionar la lucha anti o post-neoliberal
con las tareas anti o post-capitalistas. Sólo enumeraré algunas de esas labores
teórico-prácticas:
-
Revisar a fondo el fenómeno de la
financiarización de la economía y desentrañar con precisión los mecanismos de
control del capital global. Debemos ser absolutamente conscientes de que los
esfuerzos nacionales y regionales tienen que enmarcarse en una estrategia mundial.
Yanis Varoufakis con su “Minotauro global” ha hecho una extraordinaria contribución
al tema.
- Estudiar el surgimiento de nuevas economías
colaborativas en el seno del capitalismo como resultado del enorme desarrollo
de las fuerzas productivas. Jeremy Rifkin con su libro “Sociedad de coste
marginal cero” entrega muchas pistas para ser tenidas en cuenta por los
movimientos revolucionarios.
- Analizar formas concretas de “democracia
directa” que la humanidad ha construido a lo largo de diferentes épocas. El “pro-común
colaborativo” y los “gobiernos de los bienes comunes” son un buen ejemplo. Esas
experiencias pueden ser adecuadas e implementadas desde los movimientos y
organizaciones sociales con el apoyo de los gobiernos. Elinor Ostrom hace unos
muy interesantes aportes con sus investigaciones.
- Retomar el debate sobre la esencia y naturaleza
del Poder y el Estado. Muchos estudiosos y dirigentes están trabajando el tema
pero a veces sus aportes son desconocidos por los luchadores prácticos.
- Avanzar sobre la investigación sistemática de
los nuevos sujetos sociales que han aparecido en el mundo como efecto de las
transformaciones en la economía y en el aparato productivo global. Retomar el
análisis de clase con nuevos enfoques sociales y culturales.
- Replantearnos el tema de la relación entre los partidos,
los movimientos sociales y la acción política-administrativa dentro los Estados
heredados a fin de evitar la burocratización de los procesos y la
desnaturalización de las organizaciones políticas y sociales del pueblo.
- Volver sobre el debate del papel limitado de las
revoluciones políticas frente a los cambios que se presentan en otras áreas del
desarrollo de la sociedad humana como las relaciones sociales, la técnica, el
trabajo, la cultura, etc.
Y claro, todo esto y
mucho más tendremos que hacerlo en medio y al servicio de las luchas sociales y
políticas que están en pleno desarrollo en el mundo, recuperando el espíritu
crítico y el entusiasmo revolucionario que sólo se alimenta “desde abajo”.
estudiar comentar
ResponderEliminar