Retos y
rectificaciones para el Pacto Histórico de cara a la 2ª vuelta
Popayán, 2 de
junio de 2022
“Con cuánta frecuencia
nos otorgamos a nosotros mismos, la triste facilidad de ejercer lo que llamaré
una no reciprocidad lógica: Preferimos que nuestra causa se juzgue por los propósitos
y la adversaria por los resultados”.
Estanislao Zuleta
(Elogio
de la Dificultad)
En este largo y pesado escrito presento
algunas cifras relacionadas con los eventos electorales ocurridos recientemente
en Colombia. Además, intento describir y analizar los hechos políticos más
relevantes. Elaboro y propongo algunas ideas que pudieran servir para continuar
avanzando como fuerzas democráticas y progresistas en el terreno electoral (que
no lo es todo pero que se debe afrontar). Seguramente habrá que reflexionar más
profundamente pero -por ahora- es lo que tengo para aportar.
Las cifras y los
hechos
Se realizó la 1ª vuelta
presidencial en Colombia el pasado domingo (29.05.2022). El progresismo con
Gustavo Petro obtuvo el 40,32% de los votos. La sorpresa la dio Rodolfo
Hernández con la Liga Anticorrupción (“derecha
alternativa”)
logrando el segundo lugar con el 28,15%. Las derechas históricas y el uribismo con
Federico Gutiérrez fueron las grandes derrotadas con el 23,91%. El “centro
tradicional” con Sergio Fajardo se hundió catastróficamente con el 4,2% de la
votación.
Esos resultados alteran en forma
drástica la dinámica de la política colombiana que anunciaba una confrontación
entre el candidato del Pacto Histórico y el representante de las derechas
tradicionales, lideradas por el “uribismo”, en donde el horizonte de triunfo
para las fuerzas democráticas y populares parecía estar al alcance de nuestras manos.
Mucho más cuando la aspiración planteada por Gustavo Petro era ganar en la
primera vuelta (“cambio en primera”).
Para actuar en concordancia con los
hechos se debe comprender el fenómeno en su complejidad. Hay que identificar el
comportamiento de la población (electores) por zonas y regiones y por clases y
sectores sociales, intentando explicar el relativo éxito de Hernández. No se
puede desconocer tampoco o minimizar el avance de las izquierdas y el progresismo
en Colombia que hace 4 años había obtenido con Petro en 1ª vuelta 4.855.069
votos y ahora consiguió 8.432.545 votos.
Es cierto que el mapa de los
resultados es muy similar a lo ocurrido en el referendo por la paz de octubre
de 2016 (Mapa 1). Se pueden traslapar los resultados obtenidos por Petro y los
que lograron el “SI” en el referendo, y hay muchas concurrencias. Igualmente,
las zonas en donde Gutiérrez y Hernández obtuvieron su votación, coinciden -en
gran medida- con las del “NO” en el referendo.
Sin embargo, hay que profundizar en el análisis para no caer en conclusiones simplistas que nos pueden llevar a cometer graves errores.
Mapa 1. Resultados referendo por la
Paz 2016 y las elecciones presidenciales 1ª vuelta 2022
Fuente: Observatorio de la Representación Política-U. Rosario y de la Registraduría Nacional del Estado Civil.
Hay que recordar que en 2016 la
abstención fue de 62,57% en todo el país y por circunstancias especiales en la
Costa Atlántica alcanzó el 73%. Al contrario, en las elecciones presidenciales
de 1ª vuelta del pasado 29 de mayo la abstención bajó al 46%. Y por otro lado,
es importante precisar que el rechazo ligeramente mayoritario al acuerdo de paz
reflejó no solo la resistencia tanto a las Farc como a la campaña demagógica,
politiquera y fantasiosa del presidente Santos.
No obstante, es cierto que toda
elección es una encuesta con un gran universo de consulta que nos envía una
información valiosa que no podemos desconocer. Pero, no es cierto que todos los
que votaron por el SI son progresistas y demócratas, y que todos los que
votaron por el NO son conservadores y reaccionarios. Y menos que los votantes “pro-Si”
fueron los que votaron en 2022 por Petro y los que votaron “pro-No” lo hicieron
por Hernández y Gutiérrez. Y aún, si esa coincidencia fuera absoluta, hay que
validar la posibilidad de que las gentes puedan cambiar su preferencia política
así no coincida enteramente con la nuestra.
Hay que destacar que en la región donde
lograron mayorías los candidatos “no petristas”, sin desconocer la significativa
votación obtenida por el Pacto Histórico en esos municipios y departamentos (Eje
Cafetero, Santanderes, Boyacá, Cundinamarca, Tolima, Huila, Meta y Caquetá), habitan
y trabajan importantes sectores de
pequeños y medianos productores agropecuarios (café, arroz, papa, leche,
panela, cacao, frutas, etc.), que participaron también en el “estallido social”
de 2021 y han luchado al lado nuestro en muchas batallas.
No obstante, su participación en el
Paro Nacional se diferenció sustancialmente de la ocurrida en las grandes
ciudades y en el Suroccidente colombiano (Valle, Cauca, Nariño). Días después
de iniciado el Paro, al observar que los bloqueos les afectaban sus procesos
productivos y de comercio, se pusieron de acuerdo con los camioneros y
autoridades locales para levantarlos, aunque en muchas partes continuaron
participando en la movilización social con marchas y plantones pacíficos, sin dejarse provocar por las fuerzas infiltradas del Estado o de grupos armados
ilegales para provocar violencia y caos.
Continuando con el análisis de las
elecciones, vamos a ver si es cierto que todos los que votaron por Rodolfo
Hernández se corresponden con los que votaron por el NO en el referendo por la
Paz, y que, por tanto, dicha situación es una manifestación de que el “uribismo”
sigue totalmente vivo y vigente. Veamos la siguiente Tabla 1 para intentar dilucidar
esos hechos:
Tabla 1. Resultados electorales
referendo 2016 y elecciones presidenciales 2014-2022
Evento electoral |
Fuerzas pro-paz,
democráticas y/o progresistas |
Fuerzas pro-guerra,
conservadoras y reaccionarias |
Total |
Abstención |
||
Votos |
% |
Votos |
% |
|||
Referendo Paz 2016 |
6.377.482 |
49,79% |
6.431.376 |
50,21% |
12.808.858 |
62,6% |
Primera vuelta 2014 |
6.334.070 |
52,34% |
5.766.985 |
47,66% |
12.101.055 |
60% |
Segunda vuelta 2014 |
7.839.342 |
53,13% |
6.917.001 |
46,87% |
14.756.343 |
52,6% |
Primera vuelta 2018 |
9.840.130 |
52,29% |
8.977.533 |
47,71% |
18.817.663 |
47% |
Segunda vuelta 2018 |
8.034.189 |
43,65% |
10.373.080 |
56,35% |
18.407.269 |
47% |
|
Pacto Histórico
(Petro) |
No Pacto Histórico
("anti-Petro") |
Total |
Abstención |
||
Primera vuelta 2018 |
4.851.254 |
25,78% |
13.966.409 |
74,22% |
18.817.663 |
47% |
Primera vuelta 2022 |
8.527.768 |
40,33% |
12.251.896 |
58,96% |
20.779.664 |
46% |
Fuente:
Elaboración propia
con base en cifras de la Registraduría Nacional del Estado Civil.
Es importante precisar que en la
categoría de “fuerzas pro-paz, democráticas y/o progresistas” desde 2016 hasta
2018 se incluyen a sectores “alternativos” (Polo, ColHumana, Verdes y otros) y
en las “fuerzas pro-guerra, conservadoras y reaccionarias” se incluyen a los
partidos tradicionales y de derechas liderados por el uribismo, sin olvidar que
en el referendo de 2016 algunos sectores tradicionales comprometidos con el
presidente Santos votaron por el SI.
Se puede observar que desde 2014 hasta
la primera vuelta de 2018, las fuerzas de la “paz” se mantienen entre un 49,79
y un 52,29%. En la segunda vuelta de 2018, dichas fuerzas encabezadas por Petro
bajan a 43,65%, cifra muy similar a la lograda por el Pacto Histórico en mayo
de 2022. Ello se puede explicar por el hecho de que el llamado “centro” explosionó
y se difuminó hasta ser reducido al 4,2% que obtuvo Sergio Fajardo, a pesar que
había logrado atraer algunos sectores “santistas” y liberales para la coalición
del Centro Esperanza.
Por tanto, analizando las cifras agrupadas
y consolidadas con esos referentes y criterios, podemos decir que Petro y las
fuerzas que lidera con el Pacto Histórico han dado un salto de calidad entre
2018 y 2022. Pasó de obtener 4.851.254 de votos en 1ª vuelta de 2018 a lograr 8.527.768
de votos en la 1ª vuelta de 2022, sumando -en lo fundamental- algunos sectores
liberales rebeldes. Es realmente significativo dicho crecimiento y aún podría
haber sido superior si no se hubieran cometido algunos errores que provocaron
cierto estancamiento.
Sin embargo, no es totalmente cierto
ni es políticamente acertado plantear, como lo ha hecho Petro en entrevistas
posteriores al 29 de mayo, que el conjunto de los votantes de Rodolfo Hernández
se pueden asimilar a los que votaron por el NO en el referendo de la Paz o que
sean personas que no quieren el “cambio”, y que detrás de esa votación está la
mano de Uribe.
La siguiente tabla 2 muestra los
resultados por candidatos obtenidas en mayo 29 de 2022 y nos sirve para tratar
de dilucidar o comprender con base en cifras concretas, lo que realmente
ocurrió en este evento electoral y, por tanto, actuar en concordancia con
dichos resultados.
Tabla 2. Resultados elecciones
presidenciales 1ª vuelta 2022 por candidatos
Elecciones presidenciales
1ª vuelta 2022 |
||
Candidatos |
Votos |
% |
Gustavo Petro |
8.527.768 |
40,32 |
Rodolfo Hernández |
5.953.209 |
28,15 |
Federico Gutiérrez |
5.058.010 |
23,91 |
Sergio Fajardo |
888.585 |
4,20 |
Otros |
352.092 |
1,69 |
Total |
20.779.664 |
98,26 |
Fuente: Elaboración propia con base
en cifras de la Registraduría Nacional del Estado Civil.
A pesar que los principales
dirigentes del Centro Democrático (uribismo) y los principales partidos
tradicionales (liberal, conservador, La U y parte de Cambio Radical) se alinearon
con Gutiérrez, se puede observar que en relación a los 10.373.080 de votos
obtenidos por Duque en la 2ª vuelta de 2018, 5.315.070 de esos electores
decidieron desconocer ese mandato y se alinearon con Rodolfo Hernández (cifra
que surge de la diferencia con los votos obtenidos por Gutiérrez).
Eso le da un margen de 638.139 de
votantes que Hernández le habría tomado al “centro político” o a otros sectores,
mientras que el grueso de su votación proviene de los partidos que apoyaron a
Duque en 2018. La pregunta que surge es: ¿Dicho fenómeno es resultado de una “orden
secreta” o una “estrategia oculta” del uribismo para “jugar con dos (2)
caballos” para finalmente unificarse y derrotar al “petrismo”?
¿O la alternativa a lo ocurrido
puede plantearse en términos diferentes? ¿Se presentó una verdadera rebeldía
dentro de quienes seguían al uribismo y a los partidos tradicionales, de personas
que se cansaron de seguir detrás de esas camarillas o quisieron buscar un
camino para salir de la confrontación con las izquierdas? ¿Gentes que abandonan
a Uribe pero que no quieren juzgarlo en los tribunales? ¿O que, aunque por
diferentes razones no están dispuestas a votar por Petro, encontraron
genuinamente una manera de deslindarse del uribismo y vieron en Hernández una
alternativa para salir de esa situación?
Es difícil saber la verdad. Lo que
es cierto es que existe un segmento importante, posiblemente cerca de la mitad
de la población votante que se resiste en este instante -por una u otra razón-
a apoyar a Petro y al Pacto Histórico. Y allí es donde surgen otras preguntas
de importancia política para el momento actual: ¿Es correcto de cara a una
segunda vuelta plantear que todos los que le votan o apoyan a Hernández son
uribistas porque son antipetristas? ¿Acaso dicha afirmación no genera el efecto
contrario dado que enfurece a los que no son uribistas y alienta a los
uribistas a apoyar con mayor fuerza y entusiasmo al candidato rival y “emergente”?
¿Y por qué, más bien, no nos preguntamos qué hemos hecho mal a lo largo de la
campaña para romper con el abstencionismo que pareciera ser la única forma de
superar el llamado “antipetrismo”?
El estancamiento
del Pacto Histórico después del 13 de marzo/22
El 13 de marzo se logró en las
consultas interpartidistas un significativo triunfo por parte del Pacto
Histórico (5.818.375 votos) frente a 4.145.691 del Equipo por Colombia y 2.287.603
del Centro Esperanza, Petro empezó a crecer en las encuestas hasta llegar a un
tope de 42-43%. Sin embargo, el crecimiento se detuvo alrededor de abril. Dicho
crecimiento sostenido fue el que hizo prever al mismo candidato que se podría ganar
en primera vuelta. No obstante, ello no ocurrió. ¿Qué pasó?
Lo que se puede observar siguiendo
el desarrollo de las encuestas es que mientras Petro se dedicó a sumar fuerzas
y personajes provenientes de los partidos tradicionales desechando -de alguna
manera- el empuje fresco y valiente que representó la llegada de Francia
Márquez, y se enfrascó en una lucha abierta con Federico Gutiérrez (Duque II y
Uribe III, decíamos entonces), paralelamente empezó a crecer de manera
subrepticia la candidatura de Rodolfo Hernández, restándole al principio a
Sergio Fajardo y en la recta final a Gutiérrez (y posiblemente también al
Pacto).
¿Ese crecimiento paralelo o “alternativo”
es resultado únicamente de una buena asesoría política, comunicacional y
digital (Ángel Becassino y Víctor López) o se corresponde con un vacío que el
Pacto Histórico no logró llenar a tiempo? Es posible que sea resultado de ambos
factores pero es necesario y responsable plantearse lo que pueden ser nuestros
errores para poder rectificar a tiempo. En forma sintética los planteo:
-
Se
le entregó la dirección del Pacto Histórico al antiguo “santismo” con la idea
de conservar las fuerzas de la “paz”. Ese cálculo falló.
-
Aunque
había que atraer y recibir apoyos de otros partidos, se le ha dado excesivo
protagonismo a los políticos tradicionales lo cual en las regiones y localidades
genera cierta confusión y desánimo. El caso de Medellín es dramático, la
alianza con el alcalde no trajo mayores frutos como lo demuestran las cifras.
-
No
se ha aprovechado a Francia Márquez. Ella fue cooptada y “deslumbrada” por la
tarima y los aplausos, y por tanto, no se diseñó para ella una estrategia
conjunta pero diferenciada.
-
Nos
dejamos llevar a una campaña de tensiones, ataques y tramas de calado
tradicional, politiquero y personalista. Similar a como nos dejamos provocar en
el estallido social.
-
No
orientamos ni controlamos a nuestros “petristas fanáticos” que son un lastre
pesado.
-
No
fuimos lo suficientemente cuidadosos en la escogencia de algunos candidatos al
Senado que se han convertido en una carga “maluca” que nos la explotan los
contrarios.
-
No
logramos deslindarnos totalmente de la sombra de las Farc (sin desconocer y
apreciar su “sacrificio”).
-
En
la forma de hacer campaña no hemos innovado. Así la historia, el programa, el
discurso y nuestras intenciones sean de cambio, en la manera de hacer política
nos quedamos atrás.
Gustavo Bolívar lo decía haciendo
el balance del 29 de mayo: “Nos dejamos quitar las banderas de la
anticorrupción y del cambio que creíamos tener en nuestras manos por siempre”.
Hoy quien aparece -sin serlo en lo más mínimo- como agente o factor de
cambio es Rodolfo Hernández, quien se jacta de haber logrado sus resultados
electorales con unas pocas vallas, ninguna propaganda impresa, nada de concentraciones
públicas y una estructura electoral construida con la gente por medio de las
redes sociales. Su frase de cajón le ha dado excelentes resultados: “Recibo
todos los apoyos pero no les cambio el discurso”.
Después del 29 de mayo, el Pacto
Histórico ha continuado -en lo fundamental- por la misma línea. Recibiendo apoyos
y haciendo acuerdos “por arriba”. Pasamos de ser una fuerza que retaba al
establecimiento oligárquico y quería cambiar a las instituciones cooptadas y al
servicio del gran capital, los grandes terratenientes y al narcotráfico, a tener
que llamar a los partidos tradicionales y a los grandes empresarios a defender
las “instituciones democráticas” que están siendo amenazadas por el candidato
Hernández (el “antipolítico”, “antisistema”, “populista”, “autoritario” y “uribista”).
Hemos pasado de “arañar al cielo” a “nadar en el purgatorio”.
Tenemos todo para
ganar si corregimos
Para lograr el triunfo electoral el
próximo 19 de junio tenemos una historia, un gran candidato, un buen programa y
un pueblo que ha demostrado gran capacidad de lucha. Sin embargo, en las
actuales condiciones todo depende del candidato y de su capacidad para
corregir. Si no corrige, es poco lo que podemos hacer desde las bases y los activistas.
La verdad es que los resultados
logrados por el Pacto Histórico el 29 de mayo demuestran que nuestro pueblo
avanza por vías democráticas, tal vez no a la velocidad que muchos quisiéramos
y por los caminos que imaginamos, pero avanzamos.
Por ello, una correcta lectura de
los resultados del pasado domingo es fundamental para hacer rectificaciones
necesarias y sencillas. Sugiero algunas:
1.
No
revivir artificialmente a Uribe y avanzar sobre los avances democráticos.
2.
Rescatar
la bandera de la paz, la unión de los colombianos y la reconciliación.
3.
“Cogerle
la caña” al candidato rival sin necesidad de ataques personales.
4.
No
darle tanta vitrina a políticos aliados y a los “acuerdos por arriba”.
5.
Revisar
la estrategia de comunicación (mensajes más cortos y menos retóricos).
6.
Controlar
a los “petristas fanáticos y obsesivos”.
7.
Abrir
más cauces democráticos dentro del PH con direcciones democráticas y
participación de gente de las bases. Escuchar realmente a la gente.
8.
Menos
tarimas y aplausos y más sentido práctico.
9.
Medir
a nuestros contrincantes con la misma medida con que nos medimos nosotros.
Nota: El señor Rodolfo Hernández no es garantía de cambio en Colombia. No obstante, entre más se lo ataque más se le ayudará a crecer. Es cierto que puede terminar como o convertirse en un Trump, Bolsonaro, Bukele o Duterte, porque existen las fuerzas sociales y tendencias políticas y culturales a nivel global que empujan en esa dirección aprovechándose de los errores y de la debilidad de los demócratas y de las izquierdas. En gran medida Hernández es “nuestra creación” (de igual manera a como la “izquierda armada” construyó a Uribe).
Qué buen análisis. Ojalá lo leyera el candidato. Pero...dada su legendaria prepotencia, lo dudo. Sin embargo, sigo creyendo que puede lograr un cambio en este pobre y despedazado País.
ResponderEliminarGracias por su comentario. Para algun@s amig@s es incómodo que se asuman posiciones críticas pero hay que hacerlo. Saludos
EliminarFer, pertinente su lectura critica de la coyuntura electoral.
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