Petro y Francia
van a sorprender a tirios y troyanos
Popayán, 23 de
junio de 2022
Triunfó la Colombia profunda,
periférica, trabajadora y excluida. Se derrotó parcialmente a esa otra parte de
la población que es superficial, centralista, rentista y excluyente. Ganó lo
más avanzado del pueblo y perdió aquel que se ha dejado controlar por el miedo.
El Pacto Histórico logró la victoria. Ganó la alegría y la rebeldía. ¡Recién
empieza lo bueno!
Petro y Francia, Francia y Petro,
lo lograron. Representaron y canalizaron lo mejor de nuestra gente. Fue
sorprendente la reacción en la 2ª vuelta electoral de la juventud y las mujeres
de centros urbanos, y de las comunidades negras, indígenas y mestizas de regiones
relegadas y excluidas. Y, los errores del candidato rival (improvisado y de
ocasión) también ayudaron.
Petro y Francia van a dar sorpresas.
No solo en Colombia sino en América Latina y a nivel global. Han asimilado la
experiencia de los pueblos en lucha y movilización de Sudamérica y de otras partes
del mundo (España, Grecia). Petro tiene clara la naturaleza productiva y
económica de nuestro país y Francia va a potenciar y a seguir movilizando los
saberes y sentires de nuestra gente.
La construcción e implementación de
una línea estratégica que supere las limitaciones de las experiencias vecinas
va a ser clave para poder avanzar por nuevos caminos. Petro ha visualizado lo
que es la actual Colombia, en donde existe el más avanzado capitalismo (“tecno-feudal”,
dixit Varoufakis),
una oligarquía financiera transnacionalizada, el más atrasado sistema de
propiedad terrateniente y una cultura rentista y semifeudal (colonial).
Pero a su lado, como resultado de
esa confluencia de factores históricos que son el sustento de una economía
permeada por el narcotráfico y diversas economías criminales, han surgido (o se
han sostenido y evolucionado) cientos de miles de pequeños y medianos
productores (especialmente agrarios pero también en otras áreas productivas)
que buscan y construyen formas nuevas de tecnificación e industrialización para
poder sobrevivir.
También es importante resaltar que
en las elecciones de marzo de 2022 (legislativas y de consultas presidenciales)
no se vio reflejada la creciente participación de sectores populares que en
mayo 29 y junio 19 (1ª y 2ª vueltas) votaron masivamente por el Pacto
Histórico. La diferencia fue de más de 2 millones de votos en la 1ª vuelta y de
más de 5 millones en la 2ª. ¡Es algo extraordinario!
Esa situación debe tenerla en
cuenta el nuevo gobierno a la hora de hacer las negociaciones para garantizar
la gobernabilidad que es necesaria para impulsar sus iniciativas legislativas dentro
del marco de la institucionalidad existente. No obstante, esa “fuerza emergente”
que se expresó como “masa electoral no prevista” debe jugar como “fuerza extrainstitucional”,
o sea, como referencia efectiva de las gentes que se expresaron en el estallido
social. ¡Allí juegan mejor!
¿En qué consisten
las sorpresas?
Al entender que una cosa es acceder
al gobierno y otra muy diferente es controlar el Estado, el Pacto Histórico
tendrá que ir despacio y con paciencia. No se va a enfrascar en confrontaciones
retóricas e infantiles con el gobierno de los EE.UU., ni va a cazar peleas insulsas
con los empresarios colombianos (grandes y medianos) que tienen lazos e
intereses imbricados con el gran capital global y que son poderosos en todos
los ámbitos.
Sin embargo, en política
internacional Petro y Francia van a ayudar a construir tanto un “Bloque
Regional Latinoamericano” como también un “Movimiento Global No alineado” que es
fundamental para luchar contra toda guerra (como la de Ucrania que ya
nos afecta por el tema de los alimentos, fertilizantes y la inflación creciente)
y contra las causas del cambio climático (crisis ambiental).
En ese sentido, la política de
Petro y Francia, así ellos no lo expresen de esta manera, va a girar alrededor
de combinar los siguientes aspectos:
a) Respeto irrestricto de la
institucionalidad democrática existente que se soporta en la Constitución
Política vigente desde 1991, impulsada y aprobada por el M19, organización
revolucionaria de la cual hizo parte Gustavo Petro en los años 80s. Ello
incluye, el respeto a la alternancia en la presidencia (no reelección) y a la
división de poderes (ejecutivo, legislativo, judicial, público y electoral). Y
en ese marco, impulsar una verdadera descentralización territorial;
b) Construcción de una economía
capitalista que rompa con la estructura “colonial” heredada pero, que a la vez,
vaya neutralizando el papel de los grandes monopolios depredadores de la vida
que son un freno para ese mismo desarrollo capitalista y para el bienestar del
pueblo;
c) Intervención decidida del Estado
(como lo ordena la Constitución) en áreas estratégicas de la economía y en la
política social y ambiental (función social de la propiedad, etc.); y
d) Estímulo intenso (pero no
asistencialista ni paternalista) a las economías colaborativas y asociativas que
están en construcción por parte de pequeños y medianos productores, con base en
el trabajo de movimientos y organizaciones sociales para avanzar paulatinamente
hacia nuevas relaciones sociales de producción y nuevas formas de
relacionamiento con la naturaleza que coloquen el cuidado y la preservación de
la vida por encima de todo otro interés.
Construcción de
hegemonía social, política y cultural
Uno de los mensajes más importantes
que dejó el estallido social de 2019-2021 fue la consigna impulsada por la
juventud bogotana: “No queremos cambiar un gobierno, queremos transformar
la sociedad”. Esa frase resume y expresa un gran aprendizaje del pueblo
colombiano.
Es resultado del fracaso de lo que
llamo la “ilusión insurreccional” que generó tantos errores entre los
revolucionarios del mundo y nos condujo a los colombianos a una guerra de 5
décadas, claro, también provocada, manipulada e instrumentalizada por la
oligarquía y el imperio estadounidense.
Por ello, el nuevo gobierno de Petro
y Francia, y una buena parte de activistas del Pacto Histórico, tenemos claro que
queremos gobernar muchos años y décadas, pero usando y mejorando la democracia
imperfecta que inventó “Occidente”, o sea, con alternancia y división de
poderes, pero utilizando un elemento fundamental: la presión social
organizada.
Es bueno recordar que muchas de las
últimas acciones de Duque, que posiblemente la sociedad colombiana luego podrá valorar
en su justa dimensión, fueron implementadas por la presión del estallido social
(como fue derogar la reforma tributaria, implementar el “ingreso solidario”
para asistir a las gentes afectadas por la pandemia, la matrícula cero para estudiantes
universitarios, y otras), y van a ser políticas continuadas y perfeccionadas
por Petro y Francia.
Todo ello significa que sin ser gobierno, el pueblo consciente y organizado, puede gobernar “desde abajo”" y “desde la periferia”. Estoy seguro que Petro y Francia van a sorprender a mucha gente (contrarios, “propios” y aliados) e inaugurarán nuevos caminos en el duro trasegar de construir nuevas hegemonías populares en lo social, político y cultural.
Excelente mi hermano cada dia nos ilustras de manera sencilla, estaremos haciendo veeduria
ResponderEliminarsomos los primeros críticos. Saludos.
Gracias!!! Abrazo
EliminarMuy bueno. Siempre creí en Francia, porque las negras somos transparentes, poderosas, sabías, éticas, horradas, alegres y fuertes. Viva La Colombia Profunda, caminando hacia la LIBERTAD!!!
ResponderEliminarQué bueno amiga, si, lo son. Abrazo
EliminarBuen artículo Fernando. Buena interpretación de las posturas de nuestro dúo dinámico, acertado análisis del quehacer y la perspectiva de construcción democrática y de nueva hegemonía. Lo difícil será la negociación y la concertación para mantener las fidelidades y los equilibrios. Abrazos
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