¿Resetear la economía o la
sociedad?
Popayán, 1° de octubre de 2021
Tal parece que una crisis
financiera (con sus efectos sociales y económicos) de dimensiones inimaginables
se acumula y se va a desencadenar a nivel global. Los síntomas
se manifiestan en muchos lugares y escenarios del mundo en medio de la
pandemia y de las nuevas migraciones (y protestas) masivas que estallan por
todas partes.
El gran capital continúa su
proceso de concentración en pocas manos a unos niveles extremos e increíbles
pero, a la vez, en medio de la dinámica especulativa, se genera una mayor
inestabilidad en el mundo financiero (un multimillonario puede ganar o perder
miles de millones de dólares, euros, rublos o yuanes en unos pocos minutos).
Se observa -y es una de las preocupaciones
de gran parte de los analistas económicos- la “sobreproducción” de moneda (en
diversas presentaciones y formas físicas, bursátiles y digitales) como
consecuencia de las medidas que los gobiernos han tenido que tomar para tratar
de atenuar los efectos de una crisis económica que desde 2008 (y aún antes) se acumulaba
de diversas formas (“burbujas” inmobiliarias y de consumo masivo de todo tipo
de productos que son formas de “alimentar” y sostener artificialmente la
dinámica de acumulación capitalista) y que la
pandemia ha sacado a flote con mayor impacto y visibilidad.
Poderosos e importantes Estados, cientos
de gobiernos y numerosas corporaciones capitalistas están sobre-endeudadas y
la “liquidez” del sistema (en todo el mundo, incluyendo a China, India, Rusia,
Europa, EE.UU., etc.) entra en cuidados intensivos, sin que existan “unidades
de cuidados intensivos” para ofrecerle “oxígeno” a tales pacientes.
Y la situación de cientos de
millones de personas de los países y regiones “dependientes” es cada vez más
crítica, expresándose en formas de protesta e inconformidad, dentro de las
cuales las
migraciones masivas son una forma más de manifestarse.
La oligarquía global -con sus
contradicciones internas y división entre “globalistas” y “nacionalistas de
gran potencia”- se debate entre “resetear
la economía” buscando atenuar la crisis por medio de “reformas progresistas”
o “resetear la sociedad”.
El
FMI propuso hace poco un “paquete de políticas” para enfrentar los “factores
asociados a la pandemia” que se parece a los programas “sociales” de los
gobiernos “progresistas” de América Latina, y que muchos gobiernos acosados por
las circunstancias se han visto obligados a asumir -como el de Colombia- pero
que en realidad no solucionan nada sino que son “paños de agua tibia”, dado que
en última instancia todas esas “inversiones sociales” pasan por la
intermediación de los bancos y entidades financieras (en realidad no quieren
solucionar los problemas sociales agudizados por la pandemia sino “salvar a sus
bancos”).
Y paralelamente, otros sectores de
la oligarquía global planean la generación
de nuevas guerras y/o provocar “catástrofes” masivas para “resetear la
sociedad”. Claro, su intención es agudizar los conflictos entre potencias
mundiales, reajustar las relaciones internacionales, y tensionar el ambiente
geopolítico para negociar en mejores condiciones entre las grandes
corporaciones capitalistas y sus gobiernos, y a la vez, distraer al gran público
con falsos enemigos y nuevos miedos.
El problema es que desde los
pueblos y los trabajadores no tenemos conciencia global de esta situación,
creemos que cada país o nación es una “isla” o un caso aparte, y en general, no
tenemos una estrategia global.
Y aunque se hacen intentos por
comprender lo que está ocurriendo, dado que se generan condiciones reales para
actuar a un nivel más amplio, en temas como la crisis económica global, la
crisis ambiental y de cambio climático, el auge de las economías criminales, la
precariedad y los límites de la acción política tradicional, etc., todavía los
partidos y movimientos políticos de corte popular o “revolucionario”, no
encontramos la forma de actuar “a todo nivel”, “desde abajo” y “por arriba”,
con visión global y local, desde “fuera” y “dentro” de la institucionalidad que,
queramos o no, existe y decide sobre la vida y el futuro de la humanidad.
Pareciera que nos falta “resetear” nuestras formas de pensar y de actuar.
Cuando las cosas están mal es cuando están listas... para que empiece a hacerse algo.
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