Sobre acumulación y riqueza en tiempos
de virus
Por Rolando Astarita
- 8 abril 2020
Una propuesta que circula por estos días en ámbitos de la izquierda
dice que se puede mantener la cuarentena –y por lo tanto, la producción parada-
si se aplica un impuesto al “patrimonio de los ricos” (por caso, al patrimonio
de las 20.000 personas más ricas del país), de manera de garantizar un salario
de, digamos, unos 400 o 500 dólares a todos los trabajadores precarizados.
Además, por supuesto, de pagar los
salarios de los trabajadores en blanco. Así, con un buen impuesto se arreglaría
gran parte del problema de la subsistencia, y no había necesidad de levantar la
cuarentena. En lugar de socialismo…. impuestos.
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El asunto parece sencillo, pero
lamento decir que no es así de simple. Es que pasa por alto que la mayor parte
de la riqueza en manos de la clase capitalista no se encuentra bajo la forma de
tesoro (de cash), sino consiste en medios de producción y/o derechos sobre la
plusvalía.
Perder de vista esto es propio de
aquel que confunde la acumulación precapitalista con la acumulación
capitalista. La primera pasa por el atesoramiento. La segunda consiste en
acumular capital (y si bien el dinero puede ser capital, no todo el capital es
dinero). Por eso Marx habla del “prejuicio popular que confunde la producción
capitalista con el atesoramiento y que por tanto se imagina absurdamente que la
riqueza acumulada es riqueza sustraída a la destrucción, y por lo tanto al
consumo, bajo su forma natural existente, o también salvada de la circulación”
Trasladado al presente, es la
ilusión del populismo socialista que cree que la forma principal de la
acumulación consiste en dinero “guardado debajo del colchón” (creencia que
conecta con “el problema es el capital financiero, opuesto al productivo")
Sin negar que el dólar bajo el
colchón sea una forma de atesoramiento en Argentina, el mismo es propio de la
clase media, y de alguna capa más acomodada de la clase obrera. La clase
capitalista acumula en la forma de activos financieros –que dan derechos a
plusvalía- y en medios de producción, de transporte, entidades bancarias,
etcétera, con el fin de explotar al trabajo. Lo cual es característico del
capital.
Por eso a lo anterior Marx agrega:
“Rescatar el dinero de la circulación sería precisamente lo contrario de
valorizarlo como capital, y acumular mercancías para atesorarlas, pura necedad.
Ciertamente, en la idea popular subyace, por una parte, la imagen de los bienes
acopiados en el fondo de consumo de los ricos, bienes que se consumen
lentamente, y por otra parte el almacenamiento, un fenómeno que se da en todos
los modos de producción…(pp. 726-7, t. 1, El Capital).
O sea, la acumulación de riqueza
en el capitalismo es acumulación de capital, no de tesoros monetarios ni
tampoco, dicho sea de paso, de medios de consumo.
Por eso también, aunque los
acopios forman parte del proceso de circulación del capital (véase cap. 6 del
t. 2 de El Capital), nunca podrían satisfacer las necesidades del conjunto de
la población en caso de que la producción y el transporte se interrumpiera
durante un período, aunque este fuera corto (digamos, de algunas pocas semanas).
Sobre esto último, Marx también
señala que “la riqueza material que representan las reservas de mercancías
concentradas en grandes cantidades”, en particular en puntos fijos, “deslumbra
la imaginación”, pero esa cantidad “no es más que una magnitud ínfima si se la
compara con la fluencia de la reproducción en su conjunto” (p. 675, t. 2,
ibid.; énfasis mío). Dada la extensión
que adquirieron los métodos de tipo toyotista –la fábrica “flujo”- no hay
razones para pensar que, en términos relativos, hoy haya, en términos relativos,
mayores acopios.
Por lo dicho, los stocks de
dinero atesorado son relativamente pequeños en comparación con lo que
constituye la verdadera riqueza, y base del poder, en manos de clase
capitalista...
En consecuencia, decir que con un
impuesto a los fondos líquidos se puede sostener durante 2 o 3 meses a la
fuerza de trabajo de un país (o al 70 u 80% de la misma), es vender humo, y de
la mejor cepa del reformismo burgués ramplón.
Si verdaderamente se quiere una
solución socialista hay que hablar de expropiación de los medios de producción.
Sin embargo, no bastaría con expropiar. Un gobierno socialista debería mantener
la producción, por lo menos, de los bienes necesarios para la sobrevivencia de
la población. También, por supuesto, el transporte, logística, comercialización
de esos bienes, y el sistema bancario (estatal) para garantizar la cadena de
pagos.
Se puede expropiar la fábrica que
produce el alimento X, pero al día siguiente de la expropiación los obreros y
empleados deben producir X si se quiere alimentar a la población. No hay dólar
que evite esto.
Y esa producción aumentaría los
riesgos de contagio. Por supuesto, se tomarían todas las medidas posibles para
prevenirlo. Pero es imposible dar garantías absolutas. Es una cuestión
material, objetiva. No hay nada más desorientador y desmoralizante que el
subjetivismo voluntarista de izquierda, puesto a imaginar soluciones mágicas.
Tomado de: Blog de Rolando
Astarita: https://rolandoastarita.blog/2020/04/08/sobre-acumulacion-y-riqueza-en-tiempos-de-virus/
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