Una aclaración necesaria...
¿ES EL TIEMPO DE PETRO?
Popayán, febrero 11
de 2018
Nunca he estado contra la candidatura o propuesta de Petro.
Incluso, sin ser "petrista", lideramos en Popayán un proceso de
respaldo y solidaridad con él, a raíz de su destitución en 2013-14. Cuando
planteo que "no es el tiempo de Petro" no lo hago desde la
perspectiva de que no pueda llegar a ser elegido en 2018, sino pensando que lo
ideal fuera que las fuerzas populares anti-neoliberales pudieran madurar mucho
más, evaluar lo sucedido en países vecinos y experiencias propias (Bogotá y
otras) y poder avanzar con mayor consistencia.
Es decir, concebía un posible gobierno de "centro"
(Fajardo) como una etapa de acumulación de fuerzas, de construcción de un
bloque político que pudiera "despejar un poco el terreno" (superar la
falsa polarización e iniciar la derrota de la corrupción
político-administrativa), para lograr en adelante cambios estructurales
"desde arriba" y "desde abajo", con mayor coherencia y
organización. Si Petro es el demócrata que pasa a segunda vuelta en mayo/2018,
no solo hay que respaldarlo en junio sino también, sobre la marcha, proponer
ideas y acciones para intentar mejorar todo nuestro desempeño. Si nuestro
pueblo desencadena (como parece estar haciéndolo) una "oleada
petrista", y la vida nos coloca en "el tiempo de Petro", pues
hay que hacerle caso a la vida, sin olvidar para nada las razones que me llevan
a pensar que lo ideal es ir despacio.
Esas razones no desaparecen por un triunfo electoral como se
ha comprobado en Venezuela, Brasil, Ecuador, como son, entrar en una nueva
dinámica de guerra por obra del bloqueo imperial-oligárquico, la
burocratización que siempre se empuja desde sectores sociales emergentes que se
"suben" en los procesos de cambio y los colocan al servicio de
cúpulas descompuestas, las tendencias anti-democráticas
(autoritarias) que surgen por diversos factores (presión externa del imperio y
fuerzas poderosas, debilidad interna por falta de desarrollo de las fuerzas
democráticas, poco espíritu crítico y auto-crítico, fragilidad de las
organizaciones sociales, idealización de la capacidad transformadora del
"Estado heredado", etc.).
Ese es el debate que hay que profundizar y que no es
obstáculo para el trabajo electoral actual. No concibo que dejemos "para
después el debate", es en medio de la lucha política como se deben aclarar
las diferencias y solucionar los problemas. La "forma" como se gana
determina cómo se gobierna. Pero claro, si Petro es la opción que empuja el
pueblo, hay que hacerle!
Lo importante en el momento es construir acercamientos entre
los sectores democráticos y hacer pactos de no agresión, e identificar con toda
claridad a nuestros verdaderos contradictores (Uribe-Vargas) que nos atacan a
todos en bloque con el remoquete de "castrochavistas".
¡Se puede!
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