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¡YA VIENE…! ¡YA VIENE…! EL LOBO IMPERIAL
Popayán, 16 de agosto
de 2017
“La revolución es como
Saturno, se come a sus propios hijos”.
Algunos analistas han
pronosticando la caída inminente de Maduro casi desde que asumió el gobierno. La
verdad es que se han equivocado de cabo a rabo y, además, no evalúan por qué
sus anuncios no se han cumplido. Ni siquiera se excusan o rectifican.
El gobierno bolivariano también
ha jugado con el pronóstico de la intervención armada imperial. Desde los
tiempos del golpe de 2002 se ha utilizado ese recurso para estimular el
sentimiento nacionalista y buscar una solidaridad de cuerpo. Chávez usó esa
táctica varias veces con Uribe, usando su histrionismo con buenos resultados
mediáticos.
Igual, los agoreros de la
geopolítica global han insistido, desde siempre, en que el gobierno de los
EE.UU. puede en cualquier momento invadir a Venezuela, que para eso están las 7
bases militares gringas en Colombia. Y que puede hacerlo a discreción. Su
argumento es poner de ejemplo lo ocurrido en Chile y Nicaragua, Libia y Siria.
Sin embargo cada caso es
particular y no se puede generalizar. Se debe revisar el país, el entorno, el
momento, la oportunidad, las circunstancias internas y externas; todo debe ser
analizado para poder tener una idea más fundamentada.
Comparaciones pertinentes
En términos generales y sintéticos
nos atrevemos a hacer algunas comparaciones:
Es cierto, por ejemplo, que el
ascenso de un gobierno nacionalista en Chile en 1970, en plena “guerra fría”,
con una Cuba invencible que se hizo aliada de la URSS, en pleno auge de
sentimientos anti-imperialistas en América Latina, era un reto para los EE.UU.
Sin embargo, en Chile el ejército
era controlado por coroneles y generales fascistas. Además, el presidente Allende
nombró como jefe a su verdugo. El gobierno de los EE.UU. a través de la CIA
complotaba con la burguesía, bloquearon la economía y autorizaron el golpe. Hacía
parte de su política para América Latina, el Plan Cóndor.
En Nicaragua triunfó la
insurrección armada del FSLN. La estrategia imperial tuvo en cuenta el fracaso
en Cuba y Vietnam. No hubo intervención directa. La guerra paramilitar utilizó
la complicidad de gobiernos vecinos pero al final fue derrotada. Después, la dirigencia
sandinista jugó inteligentemente con las elecciones, permitió la elección y el gobierno
de Violeta Chamorro pero conservó el poder, ejército y burocracia. Y allí
sigue, a pesar de todo.
En Libia, la OTAN tuvo la
colaboración de la población de una importante región del país (Bengazi). Ese
país siempre estuvo dividido por confrontaciones tribales que fueron estimuladas
desde afuera. Las potencias globales –estadounidenses, europeas, rusas y
chinas– con intereses en ese país y en la región, en 2011 estaban temerosas
frente a la influencia creciente en todo el mundo árabe de las sublevaciones
populares de Túnez y Egipto. China y Rusia no vetaron la “intervención
humanitaria” en la ONU. Kadaffi era incómodo para todos, fue sacrificado y su
país desmembrado. EE.UU. y la OTAN no colocaron un solo soldado en ese
territorio, todo lo hicieron con mercenarios “yihadistas”, alta tecnología,
ataques aéreos y drones inteligentes.
Y en Siria, la situación es mucho
más compleja. Es un lugar estratégico en la guerra geopolítica del mundo. Todos
los intereses se concentran allí y todos los caminos se cruzan por su
territorio. En Siria existían contradicciones internas muy fuertes entre chiíes
y suníes, árabes y kurdos, islamistas y cristianos, laicos y religiosos, amplios
sectores populares y un gobierno autoritario. Y sin embargo, Al Assad no ha
caído y la guerra se ha ralentizado porque a todos les conviene. Y es claro,
Venezuela puede verse involucrada en una situación similar si tenemos en cuenta
sus inmensas riquezas y situación estratégica, pero… ¡No todavía!
Las particularidades de Venezuela
En Venezuela existe un pueblo
libertario y anti-imperialista, y no es de ahora. La clase dominante fue obligada
por el pueblo patriota a nacionalizar la industria petrolera a mediados del
siglo pasado (XX). El ejército está fuertemente unido a la cúpula burocrática
que está al frente del gobierno, más que por ideología los militares están atados
por intereses económicos de coroneles y generales que participan de la dirección
de industrias estratégicas, son parte fundamental del partido político (PSUV) que
creó el presidente Chávez y muchos de ellos son gobernadores de provincias.
Además, a pesar que la población venezolana tiene algunas diferencias de
identidad regional e idiosincrasias particulares, en occidente (Táchira y Zulia),
centro (Caracas), oriente (Guyana) y sur (Llanos y Amazonía), el espíritu de
unidad nacional se impone y no ha surgido, hasta ahora, un movimiento
separatista con fuerza y capacidad para ser usado como “cabeza de playa” por
fuerzas externas (es un peligro potencial en occidente, pero no inminente). Y,
los gobiernos y pueblos de la región rechazan cualquier intervención militar
extranjera como lo comprueba la reacción ante los “torpes” anuncios de Trump.
Eso lo sabe el imperio USA. Las
amenazas de Trump pueden ser torpezas pero, también, puede ser una forma de mantener a Maduro atado
al poder. Es posible que –a pesar de todo– los grandes capitalistas
estadounidenses, por ahora, no estén interesados en un conflicto de marca mayor
y, mientras tengan el abastecimiento de petróleo, pueden jugar a largo plazo. Dentro
de esa lógica, la oposición golpista interna sólo sería un factor de
desestabilización para un gobierno que entre más débil y corrupto, más le sirve
a los intereses del capital global. En esa dinámica, los “fuegos artificiales”
de Trump solo serían “cantos de sirena” para tener a los Marcos Rubios y a las Ileanas
Ross de su lado en el Congreso estadounidense. O sea, bulla para la tribuna
mientras sus agentes de negocios obtienen grandes ganancias como pasó con los
bonos venezolanos comprados a precio de remate por Goldman Sachs. El resultado
es el mismo, arrodillar al gobierno que grita todos los días consignas
anti-imperialistas pero paralelamente entrega la riqueza al gran capital a
precio de feria.
La ANC, la lógica de supervivencia y el futuro
En cuanto a la respuesta de una
parte del pueblo venezolano de otorgarle un apoyo relativo al gobierno de
Maduro y a la ANC, parece tener cierta lógica. Un sector lo hace por
autodefensa; otro, obligado por las circunstancias de necesidad de empleo o los
subsidios gubernamentales; uno más, para castigar a la MUD y su violencia
desenfrenada; y unos pocos, por sentimiento genuino de querer salvar la
“revolución”.
Ello por cuanto la dirigencia de
la MUD no ofrecía nada mejor. Los sectores críticos del chavismo tampoco han
aglutinado una fuerza que ofrezca una salida viable. La reacción de mucha gente
fue de supervivencia, miedo, rechazo a la violencia y a la intervención
extranjera. Tiene su lógica y explicación plausible. Pero, de no resolverse a
corto plazo la situación económica, si por el contrario, se agudizan
negativamente las condiciones de existencia, la gente puede reventar. Además, si
la cúpula burocrático-militar se extralimita en su represión contra los
dirigentes de la oposición y de los disidentes, puede hacer crecer la rebelión
popular y desencadenar nuevas y explosivas protestas.
Observamos cómo la ANC ha
suplantado todos los poderes. Pero, ese organismo corporativo no es el efectivo
poder, solo es una especie de “ventrílocuo” del “sexteto”. Ni siquiera hay
debate al interior de la asamblea, ya no se guardan ni siquiera las formas, las
órdenes de la cúpula burocrático-militar se convierten sin discusión en
mandatos constitucionales, y los “poderes instituidos”, actúan de inmediato.
Así destituyeron a la Fiscal, nombraron a Tarek “El Inquisidor”, y lanzan a
diestra y siniestra decisiones judiciales y administrativas para mostrar quién
manda en Venezuela. Quieren meter verdadero terror entre la población.
Las últimas acciones de la ANC y
de los funcionarios del gobierno, dejan ver el espíritu de vindicta y de aplastamiento
del “enemigo”. A pesar de que lo pretenden ocultar, se les nota el miedo a que
el pueblo se dé cuenta de su debilidad y aislamiento. Así, por ese camino, el
autoritarismo indigno y criminal va a ir asomando su terrible rostro. Maduro y
Cabello quieren emular a Robespierre. ¡La suerte está echada!
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