TRUMP, EL SUEÑO AMERICANO Y EL PARAÍSO
PERDIDO
Marzo
15 de 2016
Después de probar con Barack Obama –un
negro de Chicago de origen keniano– el pueblo norteamericano va a elegir a Donald
Trump, un multimillonario estadounidense, con alma de tahúr y cara de truhan, como
presidente de los EE.UU.
Una parte de los estadounidenses aspira
con esa elección, poder recuperar la grandeza de su nación, restablecer el “sueño
americano”, revivir el “destino manifiesto”, negar la decadencia de su imperio,
restaurar la “supremacía blanca” y acariciar nuevamente el paraíso perdido.
Algunas personas, entre ellas el
presidente del Ecuador Rafael Correa, consideran que esa elección sería
positiva para los pueblos del mundo porque, según ellos, los unificaría y se
crearían condiciones para imponerle al imperio estadounidense un ambiente de
paz.
De acuerdo al pensador colombiano Estanislao
Zuleta[1],
se debe desechar la idea de que algún día haya “paz”. El ser humano es
socialmente conflictivo dice Freud, y eso lo trabaja Zuleta.
La “paz” sería el trámite sin
violencia de los conflictos, pero siempre habrá alguien que quiera usar la
violencia. No siempre la violencia es física, seguramente las guerras del
futuro, que ya las estamos viendo, serán virtuales, dirigidas fundamentalmente
a destruir ilusiones. Ej.: La violencia de la “troika” financiera europea
contra Grecia es peor que una agresión bélica, y qué decir la que se utiliza contra
otros países y pueblos mucho más débiles...!
La idea de la “paz absoluta” –que
lograría el comunismo– se le ha achacado a Carlos Marx pero en realidad fue
construida por Federico Engels cuando escribió “El origen de la familia, la
propiedad privada y el Estado”, con base en un plan que había elaborado Marx
para el cuarto tomo de El Capital. Es de un idealismo enorme y ha hecho mucho
daño. Zuleta le llama “El país de Cucaña” refiriéndose al mito europeo del
paraíso anhelado.
Para muchos, ese paraíso son los
EE.UU. Pero la verdad, ese país siempre ha sido un “estercolero”. Lo que pasa
es que han sido capaces de presentarlo como el “sueño americano”. Eso lo
hicieron desde un principio como herederos europeos para no reconocerse como
europeos, para negar la ansiedad y la depresión que les ha generado la búsqueda
de ese “paraíso perdido”. El que llega allá, después de haber caído en esa
trampa, le da pena decir la verdad, igual que los migrantes fundadores.
Y lo más grave, es que están
consiguiendo que todo el mundo caiga en esa trampa sin necesidad de ir allá
porque ellos han logrado expandir ese “estercolero” a todo el mundo. El que cae
en esa trampa por querer construir el “sueño americano”, se siente inmigrante
en su propio país, insatisfecho por no conquistar el “progreso” y la “modernidad”.
Algunos viejos pensionados
estadounidenses y europeos –como ya no tienen nada que perder–, están llegando
a países latinoamericanos y asiáticos a vivir sus últimos años en el verdadero
paraíso que todavía tenemos por acá, en donde no tenemos “tiempo”, no corremos
en busca de nada...
Que ellos elijan a Trump como su
presidente sólo es una prueba de eso.
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