El Gobernador del Cauca
obtiene el apoyo de los parlamentarios liberales…
TODOS A UNA POR EL CONTROL DE LAS REGALÍAS
Popayán, 21 de enero de 2015
Los congresistas liberales caucanos que conformaban la “convergencia
parlamentaria” finalmente mostraron su verdadera catadura. Abandonaron la
iniciativa que en gran medida ayudamos a conformar en las elecciones presidenciales pasadas que
tenía la intención de impulsar nuevas formas de hacer política en la región. Se
echaron atrás. Se volvieron a unir con los gamonales históricos del Cauca.
Decidieron entrar en la coalición que ha organizado el Gobernador Ortega para
repartirse las regalías y controlar el poder regional y local.
Luis Fernando Velasco Chávez, Crisanto Piso Mazabuel y Carlos
Julio Bonilla Soto no fueron capaces de seguir la senda que les trazó el pueblo
caucano en las pasadas elecciones parlamentarias de marzo de 2014. Los ciudadanos
caucanos – en su gran mayoría – les dieron la orden perentoria de acabar de derrotar
a los politiqueros históricos de la región (Jesús Ignacio García Valencia, José
Darío Salazar y Aurelio Iragorri) y de construir nuevas formas de acción política
y de administrar los recursos públicos con transparencia. Pero no fueron capaces.
El acuerdo con el Gobernador es apoyar a su candidato (que
todavía no se sabe quién es). Mientras “Tito” y sus aliados se queda con la
administración departamental para hacerse elegir senador en 2018, los demás
políticos se reparten las principales alcaldías del departamento, entre ellas
las de Popayán y Santander de Quilichao. Negocian y trastean los votos de la
gente igual que en el pasado cargaban a los campesinos en camiones para votar
por el candidato señalado por el gran hacendado terrateniente. No se guardan ni
las apariencias. Te doy esto, tú me das aquello. ¡Todos a una por el control y
disfrute de las regalías!
En ese proceso han quedado damnificados dos parlamentarios –
John Jairo Cárdenas Morán y Oscar Ospina –, que por diferentes motivos no se
sumaron a la poderosa coalición conformada desde el gobierno departamental por
el habilidoso Gobernador “Tito”. Éste nos hace recordar a Víctor Mosquera Chaux
por la minuciosidad y destreza que demuestra a la hora de asegurar fidelidades
con base en la repartición de puestos burocráticos y el tráfico de influencias.
Al fin y al cabo es de la misma escuela y no traiciona sus herencias.
De alguna manera también es golpeada la dirigencia burocrática
del movimiento indígena (CRIC y MAIS) quienes quedan en medio y en absoluta
minoría dentro ese bloque político tradicional que recoge al grueso de quienes
representan los intereses de sus enemigos históricos. La tragedia de esa
burocracia indígena es que depende totalmente de los recursos de las transferencias
para la salud y educación, y le va a quedar difícil – casi imposible –
renunciar a la comodidad del “poder”. Es claro que durante el actual gobierno
de Ortega Narváez lo único que han hecho es pelechar, aprovechar el aval y
respaldo dado al actual Gobernador y, obtener con su apoyo, la aprobación de
los “decretos autonómicos”.
Lo interesante del momento político es que todos los
politiqueros, clientelistas y burócratas se han puesto en la mira del pueblo y de
la ciudadanía caucana. Casi como en una gran vitrina han puesto en exposición
sus apetencias e intereses banales y prosaicos. Están a la vista de todos y se
observa con toda claridad quien va por qué, por cuanto y de qué manera.
Frente a tamaña afrenta que se le hace al pueblo caucano
deberá surgir desde lo profundo de las fuerzas democráticas y populares que se
expresaron en las elecciones presidenciales pasadas, la reacción de quienes ya
se han manifestado en anteriores ocasiones. Ya aparecerán los líderes y
dirigentes que desde posiciones éticas y cristalinas le salgan al paso a este
acuerdo burocrático y clientelista de marca mayor.
Lo que no se debe es entrar en pánico y desesperación. Que la
soledad de los parlamentarios que han quedado por fuera de esa coalición no los
lleve a aliarse con candidatos que desde pasados oscuros, escenarios mafiosos y
con recursos de dudosa procedencia, van por el mismo botín (las regalías) pero,
por el camino de asaltar el presupuesto público cargados de maletas de dinero bañado
en sangre. ¡Ese no es el camino! Es como tratar la enfermedad matando al
paciente.
La situación que se ha creado es óptima para que nuevas
fuerzas sociales y liderazgos construidos en el área de la gestión privada, la
empresa comunitaria y cooperativa, la academia y la actividad científica, el
ámbito cultural y ecológico, la producción agropecuaria y la pequeña industria,
que se vienen incubando en nuestra sociedad caucana, aparezcan sin ningún temor
para derrotar una vez más los apetitos desbordados de políticos indecentes y
corruptos que creen que son los dueños de los votos de la gente y de los
presupuestos de los municipios y del departamento.
Así como en el reciente pasado apoyamos los tímidos pasos que
estaban dando los congresistas al conformar la “convergencia parlamentaria”, de
la misma forma y con mucha más intensidad haremos todo lo posible para derrotarlos
en sus intenciones de convertir los recursos de las regalías en soporte de
aspiraciones de tipo personal y grupista. Son derrotables y los derrotaremos…
¡Que no quepa duda!
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