MOVIMIENTO AGRARIO… ¡A AVANZAR Y GANAR ESPACIO POLÍTICO!
Popayán, septiembre 9
de 2013
Sin haber terminado el paro
nacional agrario ya ha obtenido resonantes e importantes triunfos. Colocó en
boca de todo el mundo el tema de los efectos desastrosos que han ocasionado los
Tratados de Libre Comercio a la economía nacional y campesina, y puso en
evidencia la nefasta política agraria neoliberal que se aplica en Colombia. Es
un hecho histórico.
El gobierno - agobiado por la
fuerza del paro agrario y acorralado por sus propios errores –, ha lanzado el “salvavidas”
de un supuesto “Pacto nacional por el sector agropecuario y el desarrollo rural”
convocando a gobernadores, partidos políticos, académicos, gremios y
organizaciones agrarias para formular una política para “convertir el sector,
no en un foco de pobreza, sino en un centro de equidad y prosperidad”.
Los dirigentes del movimiento
agrario se debaten entre asistir o no a esta convocatoria que ha lanzado el
gobierno para el próximo 12 de septiembre/2013. Al estar involucrados en el
desarrollo del paro, en su logística, recibiendo garrote físico y estar
pendientes de su desenlace en las mesas de negociación, pareciera que los
dirigentes campesinos no se han percatado de la enorme tronera que han abierto en la opinión pública nacional.
Hay que hacer conciencia que el gobierno
no aprende ni rectifica. Al nombrar a Rubén Darío Lizarralde, gerente de
Indupalma como Ministro de Agricultura, muestra que no piensa ni por un
instante modificar su política, y por el contrario aspira a profundizar el
desarrollo agrario basado en las grandes inversiones agro-industriales
ofreciéndoles a los pequeños y medianos agricultores ser “socios menores” de
sus grandes agro-negocios.
También, frente a los Tratados de
Libre Comercio TLCs el gobierno es inflexible. En eso toda la oligarquía está
unida. Uribe dijo: “Ojo con cerrar la economía”. Ellos no rectificarán hasta
que el conjunto del pueblo colombiano no reaccione y los derrote plenamente.
Por eso, precisamente por eso, es
que la fuerza acumulada por el paro agrario – que está atesorada
fundamentalmente en la mente y el sentimiento de millones de colombianos
solidarios –, debe convocar abiertamente al pueblo colombiano para que se
pronuncie democráticamente en respaldo de las iniciativas campesinas.
Con ese único objetivo hay que
asistir a la convocatoria que ha hecho el presidente Santos. No para hacerle el
juego a su reelección sino para presentar nuestras propias propuestas
campesinas a la Nación. Tenemos la obligación de hacerlas conocer por los
medios de comunicación, siendo conscientes de que los representantes de los
movimientos y organizaciones agrarias son las estrellas del momento.
Entre las propuestas que podrían
ser presentadas está la de realizar una Consulta Popular o un Referendo que
decida básicamente tres temas:
1.
Si el pueblo colombiano quiere o no que los
Tratados de Libre Comercio sean renegociados en el tema agrícola y en lo
relativo a la propiedad intelectual, especialmente la problemática de las
semillas.
2.
Si el pueblo colombiano apoya o no el diseño de
una política agropecuaria basada en el apoyo de la economía campesina.
3.
Si el pueblo colombiano rechaza o no la política
de legalizar las adquisiciones indebidas de tierra que han realizado empresas
como Rio Paila y otras grandes empresas capitalistas nacionales y extranjeras en
la “altillanura” oriental y otras regiones.
Hay que asistir a dicha
convocatoria para aguarle la fiesta a la oligarquía. Hay que estar ahí para denunciar la maniobra que están montando
para engañar una vez más al pueblo. Hay que asistir allí – donde van a estar
todas las cámaras prendidas – para hacer el “show agrario”, reivindicar la
ruana boyacense, el poncho llanero, los símbolos campesinos y potenciar el “cacerolazo”
a niveles institucionales.
No es el momento de timideces ni
de abstencionismos. Es el momento de potenciar la fuerza de los paros a un
nuevo nivel – el de la política –, el de conquistar a las mayorías nacionales.
El movimiento agrario – en sus diversas vertientes y expresiones – debe colocar
su propia agenda política para las próximas elecciones.
La tarea del momento es avanzar y
ganar nuevos espacios. No hacerle el juego al gobierno dejándolo con las manos
libres para que organice falsos “pactos” que sólo son demagógicos y
electoreros. Hay que coparle todos los terrenos. Esa es la obligación de los
dirigentes del movimiento agrario que no se deben agotar exclusivamente en
negociaciones infructuosas con el gobierno. La obra principal del momento es
fortalecerse en un nuevo terreno de lucha que es la disputa abierta por una
Gran Consulta Ciudadana y Popular (o Referendo) por la renegociación de los
TLCs y la aprobación de una política agraria basada en el apoyo a la economía
campesina.
Hay que aprovechar plenamente la
proyección que ha logrado el movimiento agrario en el corazón de los
colombianos y hacer nuestras las herramientas de la democracia participativa
para derrotar a la oligarquía. ¡No lo dudemos!
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