PETRO SE VA TIRANDO LA PUERTA
Popayán, 1° de diciembre de 2010
Petro se va, ya lo anunció. Se va tirando la puerta y hablando mal de su pareja. Su queja: que los Hnos. Moreno montaron una fuerza corruptora y que el Polo fue incapaz de refundarse. Es cierto, pero oculta su responsabilidad. Negoció con ellos en dos ocasiones: una, cuando votó por el Procurador Ordóñez. La otra, cuando eligió a Clara López como su fórmula vicepresidencial y presidenta del Partido. Actúa como el marido proxeneta al que su mujer se le rebeló después de aprender ciertas malas costumbres.
Petro olvidó la propuesta de “unir a las fuerzas sanas de la Nación” durante la pasada campaña electoral. Se prestó y colaboró para que los sectores fundamentalistas de la “izquierda tradicional” convirtieran a Mockus en su principal enemigo olvidándose del contradictor principal (Santos-Uribe). Ahora, Petro vuelve a revivir la propuesta del “bloque o convergencia democrática”. ¿Con quién? ¿Cómo? ¿Cabrá allí el Polo?
En declaraciones a El Tiempo (28.11.10) Petro presenta a Uribe como la “extrema derecha” y a Santos como futura cabeza del “viejo liberalismo”. Dice que “Las fuerzas que no están en el poder tenderán a aglutinarse. Ahí entraremos nosotros”, pero no deja en claro de qué manera lo hará, ni quienes son “nosotros”. [1]
Petro seguirá jugando a la individual. Lo ha hecho siempre. Fundó en 2002 “Vía Alterna”, que nunca fue una organización. Su actitud no es “moderna” ni democrática, es un rezago caudillista de nuestras herencias coloniales. Ese estilo – alimentado con una actitud seguidista y poco crítica de sus amigos cercanos - fue determinante para que la izquierda democrática no se consolidara. Claro, en la contraparte interna se respira un ambiente similar. Cada grupo defiende su pequeño “hueso distractor”.
Así, con un Polo cada vez más dividido y debilitado, el margen de incidencia en las elecciones locales y regionales de 2011 será realmente difícil y precario.
¿Qué hacer?
La situación es similar a la de una familia conformada por cónyuges que llegaron con sus propios hijos y alcanzaron a tener unas crías conjuntas. Marido y mujer hace rato no convivían. Cuando se encontraban era para discutir y maltratarse. Ninguno cedía y lo único que los ataba eran los nuevos hijos. La esposa se queda con la casa (personería jurídica) y el esposo cree que se lleva la fama de buen padre. Finalmente, los hijos son los que sufren. Los “propios” de cada cual se van con su respectivo padre o madre, y los nuevos bebés (que no fueron muchos) quedan en medio de la disputa. Algunos familiares que habían arrimado, a la expectativa de que esa pareja produjera buena sombra, no saben qué hacer.
Pero los problemas de la gran familia colombiana están a la vista. El deterioro de la calidad de vida de nuestra gente es cada vez más creciente. El invierno lo que hace es detonar las condiciones de miseria en que sobreviven las mayorías nacionales. El deterioro ambiental es consecuencia de un modelo de desarrollo inequitativo e injusto que arrincona a millones de personas en peligrosas laderas y márgenes de los ríos. En tanto, los grandes monopolios amasan gruesas fortunas que les permiten donar cualquier bicoca para posar de solidarios.
Independiente de lo que cada cual defina hacer - si irse o quedarse en el Polo -, los dirigentes democráticos de las regiones y localidades debemos pensar en unir “todo lo que sea susceptible de ser unido” para derrotar a las mafias regionales y a los partidos tradicionales que se han fundido con el “santismo-uribista”.
Debemos impulsar convergencias democrático-alternativas con el Partido Verde, el Polo, la ASI, los movimientos de afrodescendientes, ambientalistas, mujeres, jóvenes, organizaciones sociales. Establecer mecanismos participativos para escoger los mejores candidatos y definir comportamientos claros para ejercer gobiernos (donde se consigan) que se apoyen en las comunidades para derrotar la corrupción y apropiarnos de lo público para impedir que se sigan entregando nuestros recursos naturales a las transnacionales.
Sólo así podremos retomar el impulso. Personalmente me quedo en la base social del Polo, pero aspiro ayudar a construir movimientos ciudadanos de carácter popular que sigan por la ruta que nos están trazando los pueblos sudamericanos. Nos toca a los hijos asumir los retos de aprender de los errores de nuestros padres y tratar de superarlos. Sin resentimientos.
[1] El Tiempo: “El Polo no fue capaz de refundarse, me voy: Petro”. http://www.eltiempo.com/politica/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-8470923.html
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