lunes, 8 de agosto de 2011

BOGOTÁ: EN LO SOCIAL ESTÁ LA CLAVE

Arranca la campaña para la Alcaldía…

BOGOTÁ: EN LO SOCIAL ESTÁ LA CLAVE

Popayán, 8 de agosto de 2011

La candidatura de Aurelio Suárez Montoya para la Alcaldía de Bogotá en representación del Polo Democrático Alternativo PDA, y el hecho de presentarse con unas propuestas concretas para el futuro de población capitalina, es el acontecimiento más novedoso de la campaña electoral que ahora entra en la recta final con la inscripción de los candidatos.

De acuerdo a la entrevista concedida a Juanita León publicada en el portal “La Silla Vacía”[1], sus iniciativas están dirigidas a “contrarrestar los efectos de las políticas neoliberales nacionales” sobre la ciudad. Esa decisión político-electoral refleja una nueva actitud de los sectores que lideran actualmente el partido de izquierda.

La dirigencia del MOIR – sector político al que pertenece el candidato polista – se negaba a participar en elecciones para cargos ejecutivos diferentes a la Presidencia de la República. Su tesis era que las administraciones locales y regionales no contaban con las herramientas para enfrentar las políticas diseñadas por el gobierno central, y por tanto, dichos gobiernos disminuían a las fuerzas de oposición en la realización de dichos ejercicios.

Que Aurelio Suárez como candidato del Polo para Bogotá esboce hoy una serie de proyectos puntuales para contrarrestar desde la administración distrital las políticas neoliberales dominantes, es un paso adelante de enorme importancia. Rompe con la actitud “contestataria” que le impedía a la izquierda impulsar una táctica de acumulación de fuerzas desde las regiones, y en general diseñar una estrategia revolucionaria “alterna” a la tradicional “línea insurreccional”.[2]

Las elaboraciones conceptuales de carácter estratégico y político que sustentan ese nuevo comportamiento político, por ahora no se conocen. La dinámica política que existe al interior del Polo, en donde los debates son realizados al interior de cada grupo o sub-partido, impiden – por ahora – conocer más a fondo esas reflexiones.

Sin embargo, el candidato del Polo va a tener una ventaja importante frente a sus competidores. Los programas sociales en las áreas de la educación, la salud y la nutrición infantil que se iniciaron en la administración de Lucho Garzón, y que fueron continuadas por el gobierno de Samuel Moreno, son su gran fortaleza. Es tarea de la administración distrital hacerlos más visibles ante el conjunto de la población. Los demás candidatos y agrupaciones políticas van a tener que actuar con mucho tacto y prudencia en ésta materia.

Falta formular una propuesta que involucre a la ciudadanía en una especie de veeduría sobre la ejecución, que neutralice los atributos neoliberales de la contratación pública. Es el aspecto central de un gobierno realmente participativo, que fue una de las grandes falencias de los dos gobiernos anteriores del Polo. Es la única herramienta efectiva de atacar la corrupción y garantizar la transparencia administrativa.

Por otro lado, el debate frente a la corrupción del llamado “carrusel de la contratación” no va a ser fácil descargarlo sobre un candidato de la tacha moral de Aurelio Suárez y del sector político que representa al interior del Polo. Mucho más cuando casi todos los partidos que hoy se desgarran las vestiduras denunciando a los Morenos, hicieron parte del anterior gobierno desde el Concejo y diversos cargos burocráticos.

Además, al presentar a un candidato “de partido” – con un programa nítidamente anti-neoliberal –, le facilita al Polo introducir temas de gran impacto político nacional. El impacto de la crisis capitalista, la guerra económica-monetaria mundial que incluye la estrategia de los TLC por parte de las potencias capitalistas para hacer más dependientes nuestras economías, y la decadencia del imperio estadounidense que está obligando a los países latinoamericanos a fortalecer su integración regional, son temas que se relacionan con la economía de los bogotanos y que los demás candidatos no manejan.

Va a ser muy interesante ver a Peñalosa defendiendo la gestión de Lucho Garzón y del Polo en el área social. Lucho está frente a una paradoja: entre más defienda sus realizaciones sociales más debilitará a su candidato. Mockus está en un emparedado, a lo único que podrá acudir será a su política de “cultura ciudadana” que es una fórmula del pasado y sin filo político. Los demás candidatos tratarán de centrar el debate en la movilidad, el Metro, Transmilenio y demás temas de infraestructura, que en la medida en que se entreguen las obras van a pasar a un segundo plano.

Así mismo, Petro va a tener que batirse “muy fino”. Él sacrificó el “legado social” del Polo en una jugada táctica para “limpiarse” de la corrupción infiltrada en el Polo. Ese legado ya lo había usado para debilitar a Mockus en la pasada campaña electoral. Ese lance – que tiene mucho de “viveza” –, le era necesario para ser candidato a la Alcaldía de Bogotá, proyecto que tenía en mente desde tiempo atrás. Ahora camufla “lo social” de “ambiental”.

Si Aurelio Suárez consigue centrar el debate público en el campo de lo social, podrá llegarle a los sectores más pobres de la población de Bogotá. Así, – al igual que hizo Uribe en su primera elección –, partirá de casi de “cero” en las encuestas pero dará el “batatazo” frente a las fuerzas dispersas de todos los que quieren “matar al Polo y comer de lo servido”.

Nota: No es bueno que Aurelio Suárez se desgaste atacando a Petro por los problemas internos sucedidos en el Polo. Eso ya es historia. La obsesión “anti-petrista” le quita perfil de estadista.



[1] Ver: “Aurelio Suárez: contrarrestaremos las políticas neoliberales nacionales”. Entrevista con Juanita León. La Silla Vacía.

[2] Cuando Lenin desarrolla la estrategia de la Nueva Política Económica NEP (1921-24) – ya al final de su vida –, alcanza a formular una nueva visión estratégica donde planteaba que en vez de “tomar el poder” había sido mejor “rodear la fortaleza para hacerla caer por sí misma”, y que fueron las circunstancias particulares de la revolución rusa, las que obligaron a los bolcheviques a apoderarse de un “Estado que no es el nuestro”. (Nota del Autor).

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