domingo, 19 de diciembre de 2010

TEJIENDO LA RED QUE USAMOS

Por: Pedro Galíndez

Tejiendo la red que usamos aprendemos a recoger nuestro alimento. Lanzada, recogerá lo inesperado, lo útil y lo sorprendente. Tejer, habilita a otros a realizar la propia red y aprendemos a conversar de lo que hacemos y aprendemos a saber de lo que conversamos.

Los guerreros del Arco Iris golpean sus pedernales y muestran la Cruz del Sur. Lo diverso muestra la contienda y el desplazamiento de sus fuerzas y potencias inusitadas. Es preciso avanzar en nuevas acciones comunicativas con singularidad creativa masiva, capaces de suscitar otras acciones individuales, no previstas ni insinuadas por nada ni por nadie. ¡He aquí, las sorpresas! Que los medios y sus mediaciones conservadoras no puedan evitar que pasen. (Confiar en la “batalla de ideas”)

Las reformas del capitalismo empobrecen al hombre en su constitución de generador y agregador de energías nuevas para resolver necesidades y situaciones. En un ciclo de cortos meses lo que se veía venir ha llegado: la multilateralidad en su extremos de fuerzas contendientes y modificación de alianzas: Francia se mueve hacia China y USA hacia India; Rusia sobre América Latina y ésta se abre hacia Medio Oriente tomando a Venezuela y Brasil como punta de lanza, en donde Irán juega su estrategia extrema de autonomía en un orden occidental dispuesto a no admitirlo. ¡Bien caliente!, está en el foco mismo de la dinámica de los cambios mundiales mientras USA estrecha sus escudos en el Golfo Pérsico, facilitando la venta de cerca de 50.000 mil millones de dólares en armamento, y se instala abiertamente en Costa Rica buscando otra ruta de canal interoceánico. De alguna manera, esto lo muestra la prensa mundial… ¿por qué no lo vemos?

Cuando el poder pierde las significaciones de su imaginario potestativo ha de surgir - de ella misma -, la legitimidad de otros imaginarios. En el conflicto, lo instituido nos da forma histórica y los nombres, no la palabra, son los límites que apropia la idea en su ser para dar forma a la significación que abierta insurge como nuevo imaginario legítimo. Así, incorpora unas afecciones, un deseo, un placer expandido en un cuerpo que usa sus pensamientos para ordenar su existencia presente con otros. Las formas que adopten nuestras experiencias emergidas en su nombrar - potencia potestativa de legítimas imaginaciones -, dan cuenta del paso de gigante de las ideas en su emergencia, desde la singularidad viva del que las imagina en un cuerpo que puede dotarlas de realidad existencial presente. La escritura nos salva de la mónada que cerrada sobre sí misma aún espera que el rebote de otras mueva la precaria inmovilidad del cierre.

Vivimos enchuspados.[1] Ésta idea la hallé estudiando en bachillerato cuando leyendo filosofía en la lucha estudiantil de los años setenta, les explicaba a mis amigos, jóvenes de ambos sexos, cómo evitábamos siquiera hacerle un pliegue a dicha "chuspa" y menos íbamos a hacerle un agujero por pequeño que fuera; pues, le temíamos a la luz que, fuera de nosotros, indicaba un juego de fuerzas y esfuerzos en donde cada cual o hacía mas agujeros y se quedaba sin la chuspa de cubierta y justificación o se arriesgaba a habitar la luz que los demás proponían, así, ello fuera contrario a lo que pensábamos. Quien muere nos figura su ser y queda en éstos límites. ¿Qué logramos recoger del flujo de su dinámica existencial presente? Cuando lo llevamos a pensar las experiencias intemporales que, en su relación, nos hizo hallar vínculos sorprendentes que no era posibles siquiera pensarlos, sólo fueron vívidos y vividos con ése otro, muestra de las facetas del absoluto social instituido que de pronto se resquebraja y permite entender desde mi singularidad… ¡que hemos vivido con otro ser humano! Y, el otro, ni siquiera se da cuenta de la importante acción acometida juntos. Ésta es la asimetría de la diferencia en su justa precariedad: el equilibrio sólo lo da el flujo de la acción y ésta, crea las condiciones para las formas surgentes. Bastó que… ¡danzáramos!

Con estas notas quiero acompañarles en su subida a la cima y en tal esfuerzo contemplar al hombre y meditar lo previo y lo inesperado, en presente, esta singular vida que ¡nos otorgamos!



[1] En el Cauca “chuspa” significa bolsa de papel.

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